Las investigaciones arqueológicas y antropológicas que se llevan a cabo en el norte de nuestro país aportan una increíble riqueza para el conocimiento de las comunidades que habitaron y habitan dicho territorio nacional.

Un halo de misterio y de misticismo son los que rodean tales paisajes, tanto por la forma en que vivían las comunidades de antaño como por las divinidades representadas en cada uno de los grandiosos cerros que se alzan en el horizonte. Y no sólo eso, la llegada del Estado Inca y los distintos cambios sociales que se evidenciaron también son parte de las preguntas que muchos investigadores aún intentan responder.

Uno de ellos es Victoria Castro, arqueóloga y académica de las universidades de Chile y Alberto Hurtado, quien publicó el libro “Etnoarqueologías Andinas”, el que recopila gran parte del valioso trabajo que por años ha desarrollado en el norte de Chile, junto a otros colegas, como Carlos Aldunate y José Berenguer, con quienes conformaba el denominado “Grupo Toconce”.

Esta obra de 490 páginas reúne evidencia arqueológica y etnográfica que va desde el diseño arquitectónico prehispánico de las chullpas hasta la convivencia entre los habitantes de la costa y de los valles interiores, el tráfico de pescado y el intercambio de productos.

En este sentido, en sus primeros capítulos hace un recorrido por la arquitectura que se dio en la Puna de Atacama y el Loa Superior, contextualizando el paisaje, su uso y forma de vida que existía hace cientos de años, resaltando la sacralidad de las comunidades al momento de erigir sus construcciones. Junto con esto, el libro juega entre el ayer y el hoy, mostrando cómo las costumbres y creencias de las antiguas comunidades aún se mantienen en las actuales, tal como se destaca en las siguientes palabras:

“Es especialmente significativo el hecho de que los vanos de estas estructuras están preferentemente orientados hacia los grandes cerros y volcanes que se destacan en el horizonte, con un predominio de aquellos dirigidos hacia el cerro Puma Orko o Mallku León, al que los actuales lugareños veneran y dirigen sus oraciones, pues allí habitan sus descendientes y las divinidades, que se regocijan juntos en sus alturas”.

Asimismo, el libro evidencia los cambios arquitectónicos y de creencias que se producen con la llegada del Estado Inka, que transformaba los asentamientos locales para diferenciarse del resto, marcando presencia en el territorio, a través de la expansión del Tawantinsuyu.

Cabe destacar el trabajo etnográfico y testimonial que aparecen en las páginas de esta obra, donde se plasma el pensamiento y las palabras de las propias comunidades indígenas, las que explican, en su propio lenguaje, su cosmovisión y modos de vida. Son ellos los que dan a conocer el significado de cada uno de los cerros, señalándolos como deidades proveedoras de ganado y riqueza minera, deidades agrícolas relacionadas a fenómenos atmosféricos o deidades de la salud, la prosperidad y la suerte. Asimismo, dan a conocer que los cerros son habitados por los espíritus de sus antepasados, llamados gentiles, los que van subiendo en jerarquía hasta convertirse en altos espíritus.

Es esta misma oralidad la que hace que los capítulos etnográficos del libro “Etnoarqueologías andinas” genere esa sensación de “estar ahí”, con la gente, conociendo los conceptos que utilizan y el cómo los utilizan. Se destaca la expresión “Mallku”, que tiene un sinfín de significados.

Una temática de interés es también el culto que se le daba a animales que no habitan en la zona de manera natural, pero que habrían sido traídos desde Perú, Bolivia o Argentina, como es el caso de los simios, los que serían considerados como animales de buena fortuna y relacionados a la fertilidad de la tierra. Su importancia se puede apreciar en la iconografía en diseño de contenedores, textiles y arte rupestre.

En síntesis, esta obra reúne valioso material obtenido con distintas y novedosas metodologías, como la etnoarqueología, por lo que se convierte en una gran herramienta para estudiantes y para personas que tengan algún conocimiento en comunidades andinas y que deseen profundizar en ellas.