No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Desde que somos niños comienza el adiestramiento para vivir en la vida conforme a todos los parámetros marcados por la sociedad, una sociedad todavía muy patriarcal. Comienzan a decirnos que pensemos más, que sintamos menos porque así nos irá mejor. Nos dicen que tenemos que hacernos fuertes, casi casi insensibles para poder sobrevivir, estudiar mucho, trabajar duro para ser alguien en la vida, ser una persona de provecho e incluso se atreven a decirnos muy sutilmente que nos olvidemos de nuestros sueños, estos quizá, para cuando tengamos un rato libre.
Pero muchas veces seguir todas estas directrices hace que se anule nuestra conexión con nuestros dones, con nuestra divinidad, porque lo que no sabe esta sociedad, o lo ha perdido de vista, es el hecho de que la fortaleza del hombre reside en el corazón. Y sí, podrás ser un hombre o una mujer de éxito, muy racional y coherente, pero “si dejas de sentir dejas de vivir”, y poco a poco te convertirás en una persona llena de miedos, de apegos, una persona manejable, tanto que serás incluso incapaz de ver lo que el exterior te está queriendo decir.
Nos han hecho creer que seguir tu mundo interior, de búsqueda, de conexión, es un mundo que no conduce a ninguna parte, que aquellos que lo siguen es porque no están muy bien; de la cabeza, pero ya te digo que es una senda para valientes guerreros, porque seguir nuestra vibración es vivir en el estado natural del hombre y, nuestros esfuerzos mueven las capas que oscurecen, limitan y empobrecen al ser humano en su evolución transpersonal y cuando tú te mueves desde esos parámetros de armonía todo el universo conspira a tu favor.
©Luhema
Excelente!! sabias palabras
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