Alipio Paoletti: un periodista independiente de verdad

La primera vez que trabajé en un medio fue en el diario La voz. Era, a mis 19 años, uno de los tres o cuatros cadetes que recorríamos la redacción con el “material” que iba a salir al otro día. En esa rutina vi desfilar muchos periodistas, editores y directivos dignos de una novela. Uno de los jefes de redacción del matutino era un tipo grandote de ojos claros, de pocas palabras, o de las palabras justas, sobre quién nadie sabía (o nadie contaba) nada. Cuando supe de quién se trataba, pensé: “Al fin luz en medio de tanta oscuridad”. Aquella redacción estaba rodeada de clandestinidades, gente fulera y misterios. Lo que ignoraba hasta que leí una nota publicada por el mismo diario es que Alipio «Tito» Paoletti (1936-1986) era el retrato cabal del periodista independiente. A comienzos de los 70 fundó el primer diario cooperativo de la Argentina, El Independiente de La Rioja, que en 1976 fue apropiado y desmantelado por la dictadura militar.
La historia de Alipio, por fortuna, se ha contado muchas veces. Los trazos biográficos más recientes que leí fueron del periodista Mariano Mancuso en su indispensable “La voz, el otro diario de los montoneros” (Punto de Encuentro, 2015) (libro que aún espera nuestra reseña).
A treinta años de la muerte de Paoletti, Juan Pablo Csipka lo trae al presente en un texto que recupera su mirada visionaria antes de los Juicios por delitos de lesa humanidad.

-Alejandro Agostinelli

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Alipio junto a monseñor Enrique Angelelli, obispo de La Rioja.

Por Juan Pablo Csipka

Hoy se cumplen 30 años de la muerte de Alipio Paoletti, uno de los mayores periodistas de su generación. Tenía 50 años recién cumplidos y acababa de terminar un libro de lectura obligatoria: “Como los nazis, como en Vietnam”.

Si el informe de la Conadep radiografiaba el terrorismo de estado, el libro de Paoletti ponía la lupa en los cuerpos del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, la Policía Federal, el Plan Cóndor, con centenares de nombres de represores documentados. Paoletti falleció en pleno debate de la ley de Punto Final, que se sancionó en el Congreso unos días más tarde. “Como los nazis, como en Vietnam” vio la luz en abril de 1987, publicado por Contrapunto, la editorial que dirigía Eduardo Luis Duhalde, justo cuando el país asistía al alzamiento de Semana Santa, que derivó en la ley de Obediencia Debida, la que amplió el Punto Final y paralizó procesos judiciales hasta 2003.

como-los-nazisSon de absoluta vigencia las palabras introductorias del libro, pasadas tres décadas: “No hay problema mayor en la sociedad argentina que la respuesta a la pregunta: ‘¿Dónde están los desaparecidos?’. Ni cobardía y complicidad más humillante que buscar excusas. O proponer que el olvido tape la memoria y reclamar, en nombre de la ‘unidad nacional’, la reconciliación entre víctimas y victimarios, como algunos desfachatados se atreven a proponer”.

Con absoluta clarividencia, anticipaba los efectos de la ley que no vio sancionada y su sucedánea, más el impacto de los indultos: “Si el pueblo argentino acepta los desvíos, las chicanas jurídicas, la solidaridad irrestricta de las clases dominantes con los genocidas; si no coloca el tema de los desaparecidos en el centro de su actividad política; si los partidos populares y los sindicatos con direcciones democráticas no incluyen en sus programas el castigo a los asesinos, no serán ni la dictadura, ni el gobierno, ni siquiera la oligarquía las que pongan ‘punto final’. Desgraciadamente –y malos años aguardarán entonces a nuestra patria- serán la pasividad popular y la complacencia de los dirigentes las que conviertan la impunidad actual en elemento histórico”.

tapa-alfieriSigue: “La cuestión del genocidio divide a la sociedad en dos bloques nítidos: por un lado, quienes reclamamos justicia; enfrente, los represores y quienes, concientemente o no, sirven a su prepotencia”. Cuánto comprende ese “concientemente o no”, desde la apología en editoriales ultramontanos hasta la relativización en la cantidad de víctimas, ¿verdad? Así de poderoso puede ser el lenguaje en manos de quien lo sabe usar, en este caso con nobleza.

En el prólogo de “Como los nazis, como en Vietnam”, escrito tras la muerte de Paoletti, leemos: “No puedo decir que este libro sea de fácil lectura ni cómoda asimilación. A muchos les costará leer sus páginas; cada hecho, cada nombre, significan muerte, destrucción, angustia, dolor. Pero estoy absolutamente segura que es un aporte invalorable para la historia”. No se equivocaba Hebe de Bonafini.

Leer también El hombre que nunca dejó de reclamar justicia. Por Daniel Cecchini

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El que prescribe

Alejandro Agostinelli, editor de este blog, es periodista desde 1982.

Fue redactor de las revistas Conozca Más, MisteriosEnciclopedia Popular Magazine Gente, y de los diarios La prensaPágina/12. Fue uno de los impulsores de la Fundación CAIRP y escribió y asesoró a la revista El Ojo Escéptico. También fue productor de televisión en Canal 9 y América TV. Fue secretario de redacción de las revistas de divulgación científica Descubrir NEO y fue editor de una docena de colecciones de infomagazines para la revista Noticias y otras de Editorial Perfil. Últimamente ha colaborado en las revistas Pensar, publicada por el Center For Inquiry Argentina (CFI / Argentina), El Escéptico y Newsweek.

Fue creador del sitio Dios! (2002-2004) y del blog Magia crítica. Crónicas y meditaciones en la sociedad de las creencias ilimitadas (2009-2010). Es autor de Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina (Random House, 2009).

Asesoró a Incoming, el noticiero de Canal Infinito (2009-2011) y escribió la columna Ciencia Bruja en Yahoo! Argentina y Yahoo! español (2010-2012). Asesoró a las productoras SnapTv y Nippur Media en la producción de documentales históricos y científicos para NatGeo (2011-2013).

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