Tecnología

Todo lo que está mal en la economía colaborativa se resume en este polémico anuncio de Fiverr

¿Eres un doer, un hacedor? Fiverr, una app para autónomos que ofrecen servicios por precios ridículos, quiere que seas uno. Aunque para ellos, pertenecer a la élite de los microemprendedores consista en glorificar la falta de sueño y el café como único alimento. En España un anuncio así ni siquiera sería legal. Pero sirve para explicar, junto a la última polémica protagonizada por el director ejecutivo de Uber, lo que buscan las empresas de economía colaborativa: convertir la pobreza y la autoexplotación en algo bello.
fiverr
¿Quieres tener un 30% más de posibilidades de sufrir un infarto y restarte años de vida? A lo mejor eres un DOER.

Dotar de glamour al estrés, a la falta de sueño, a renunciar a la vida personal para realizar encargo tras encargo, convertido en un entrepeneur de a cinco dólares la factura. Llegar a ser u na persona demacradamente bella, hecha cisco con estilo, al estilo heroin chic de los 90. ¿Tu salud? ¿Tu tiempo libre? Eso no es de doers, de hacedores.

Es lo que vende esta campaña de Fiverr (una app que se hizo famosa por ofrecer servicios profesionales a partir de cinco dólares. Un mínimo que ya ni siquiera existe), que ha levantado ampollas en el Reino Unido por g lorificar un estilo de vida que puede tener consecuencias sobre la salud física y mental.

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“Un café es todo tu almuerzo. Tu siguiente paso es acabar lo que has empezado. Tu droga favorita es la privación de sueño. Puede que seas un hacedor”.

Doers y Don'ters

“A algunos no les gusta hacerse responsables de su propia mierda. Le echan a los demás la culpa de todo lo que les pasa”

Travis Kalanick, el director ejecutivo de Uber, despachaba así a uno de sus conductores en un vídeo que ha dado la vuelta al mundo: el conductor se quejaba de que el sistema de Uber no le daba para vivir y Kalanick estalló contra el engranaje que hace que su startup funcione. Para el director ejecutivo, ese conductor era un don’ter, un no hacedor.

Doer y donter son viejos términos de las campañas de “hazte rico pronto”, de los esquemas Ponzi, los comerciales puerta y puerta y todos esos puestos donde vas a comisión, porque tener un salario fijo y derechos laborales es de don’ters. El doer lucha y resuelve, consigue lo que quiere, deja todo de lado para hacer realidad sus metas (en este caso: llegar a fin de mes). Y la propia terminología cubre las espaldas al que la vende. ¿No lo has conseguido? ¿Estás amargado? ¿Te jode tener que renunciar a dormir para poder comer? Eres un perdedor, estás lleno de negatividad, le echas la culpa a los demás de tu propio fracaso. Eres un don’ter. Y nadie sino tú tiene la culpa.

Michael Bay parodió este discurso en la magnífica 'Dolor y dinero', donde te dejaba claro que los que se comían con patatas el discurso de doer eran, en el fondo, unos pobres desgraciados. Lo que pasa es que los seminarios y las campañas de motivación de pequeña escala han dado el salto a lo digital. Y eso que las empresas de economía colaborativa (bajo demanda, de pequeños servicios, etcétera) nacían de una buena idea : en un contexto donde el trabajo de por vida escasea -y posiblemente no vuelva-, Internet te permite revolucionar el trabajo y los recursos. Sobre el papel, las horas que te sobran o esa habitación vacía de tu casa te permiten sacarte un dinero extra.

Pero, si quieres vivir de ello, ya es otra historia. Así que Fiverr (que lo que vende a sus freelance es que no son autónomos de a cinco dólares la factura, sino microemprendedores, gente que puede sentirse realizada por lo que hace, no por lo que cobra) diseñó una campaña el pasado verano llamada “confíamos en los doers”. ¿El objetivo? Que más autónomos y profesionales ofreciesen sus servicios a precios que revientan el mercado.

Con esloganes como “¿tienes una idea? Qué mono”, “ya es hora de dejarse de mierdas y hacer el trabajo”, “haceos a un lado, soñadores” o “pensar a lo grande sigue siendo sólo pensar”, la agresiva campaña buscaba convencer a los freelance de que ofrecer un servicio por precios que bordean la pobreza efectiva te da carácter, te convierte de puertas para afuera en un emprendedor. Y, bueno, si sólo puedes tomar café para comer, es que lo estás haciendo bien.

Pero este último anuncio, en el que ya te están diciendo a la cara que te olvides de trabajar para vivir, porque la gente que mola hace exactamente lo contrario, se ha topado con el rechazo de la opinión pública británica. Las frases con las que se inició la campaña ya vendían la idea, pero este anuncio traspasa las líneas rojas: habla directamente de no dormir, no descansar y no comer. En España, por ejemplo, un anuncio así podría considerarse que vende “actividades y servicios susceptibles de generar riesgos para la salud o seguridad de las personas” y necesitaría un permiso especial de la Administración.

Pero claro, para esta campaña de Fiverr y todo lo que representa sobre la economía colaborativa, la “seguridad e higiene en el trabajo” y “el descanso necesario” son actitudes de don’ters. Porque así eran los padres de la Constitución cuando escribieron el artículo 40: unos don’ters.