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Cádiz

Condenado a dos años por hurtar libros de la Biblioteca Municipal

  • Los ejemplares históricos eran vendidos a un coleccionista que ha sido sentenciado a 18 meses de prisión por receptación

Imagen del interior de la Biblioteca Municipal Celestino Mutis.

Imagen del interior de la Biblioteca Municipal Celestino Mutis. / jesús marín

El Juzgado de lo Penal número cuatro de Cádiz ha condenado a dos años de cárcel a un hombre por un delito continuado de hurto de libros de la Biblioteca Municipal de Cádiz 'Celestino Mutis'. Otra persona ha sido condenada a un año y medio por un delito de receptación, concurriendo en ambos casos la atenuante de dilaciones indebidas.

El juicio se celebró el 26 de septiembre de 2016, ejerciendo el Ayuntamiento de Cádiz la acusación particular. La sentencia considera probado que M.T.R. ejercía labores de limpieza en la citada biblioteca a pesar de que carecía de contrato para ello, pues realizaba esas funciones en sustitución de su pareja, que era la persona contratada.

El procesado regentaba un pequeño puesto en el baratillo en el que ofrecía al público objetos de segunda mano. Fue allí donde conoció en 2010 al segundo acusado, que era coleccionista de arte y de libros antiguos.

Sin que conste cómo, ambos acordaron que M.T.R. sustraería de la biblioteca determinados libros de inicios del siglo XX y del siglo XIX y se los proporcionaría al segundo acusado a cambio de un precio "irrisorio". En concreto, éste abonaba unos 40 o 50 euros por cada lote de cuatro o cinco libros, siendo su verdadero valor muy superior.

En los hechos probados se recoge que el primer acusado aprovechaba las primeras horas en la biblioteca, antes de la apertura al público, para ocultar los libros entre sus ropas y llevarlos a su coche sin que las medidas de seguridad existentes en el edificio detectasen esas sustracciones, toda vez que antes de la apertura no estaban encendidos los arcos de vigilancia. Cuando el primer acusado reunía un número determinado de libros se citaba con el segundo acusado para llevar a cabo la venta.

Detectado el hurto por los responsables de la biblioteca, se realizó una investigación en el marco de la cual la Policía logró recuperar en octubre del año 2011 un total de 190 ejemplares. De ellos, 14 habían sido vendidos a una tienda de antigüedades por M.T.R., cinco se hallaron en su coche y el resto en casa del segundo acusado.

Se da la circunstancia de que entre los numerosos libros hallados en casa del segundo acusado había 19 con la condición de Bien de Interés Cultural (BIC). Entre estos figuran documentos de que hasta ahora se compone el expediente que principiaron las Cortes Extraordinarias sobre el tráfico y esclavitud de los negros de 1814, el Cuerpo de Voluntarios distinguidos de Cádiz de 1811, cartas del filósofo Rancio al Conciso, y estudios histórico crítico sobre el Sitio de Cádiz por las Tropas de Napoleón, entre otros.

Por otra parte, el juez "llama la atención" sobre el hecho de que "a la falta de medios técnicos de vigilancia, más allá de la existencia de pegatinas anti hurto, por parte de la biblioteca se permitiera efectuar las labores de limpieza a una persona distinta a la que estaba contratada al efecto".

Así, se pone de manifiesto que "no existía un escrupuloso control respecto de las personas que podían acceder a la biblioteca", agregando que "tal laxitud en el control del personal hace que no sea desdeñable que a la institución hayan podido tener acceso personas ajenas a la misma sin ningún tipo de control, y que hayan podido sustraer determinados volúmenes de la biblioteca".

Sobre el segundo acusado, apunta que, siendo coleccionista de arte desde los años 60, se descarta la línea de su defensa de que compraba los mencionados libros sin saber de su procedencia ilícita.

De esta manera, el juzgado condena a M.T.R. a dos años de cárcel por un delito continuado de hurto y al segundo procesado a 18 meses por un delito de receptación, concurriendo en ambos casos la atenuante de dilaciones indebidas. Asimismo, señala que no ha lugar a fijar responsabilidad civil alguna, toda vez que se considera que todos los libros sustraídos por el acusado han sido recuperados.

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