Tras el temblor de 2009 en Aquila, Italia puso en marcha un plan antisísmico para las viviendas, pero sólo podían acceder a él las que se usaran como residencia habitual

Supervivientes de Amatrice: "Han muerto familias enteras. No quedará nadie para reconstruir el pueblo"

La tierra en el centro de Italia no deja de temblar. La madrugada del viernes una nueva réplica de 4,8 grados en la escala Richter volvió a sembrar el pánico entre la población. Especialmente entre las más de 2.000 personas que buscan refugio en los campamentos instalados por la protección civil, y donde han pasado su tercera noche consecutiva. Desde el pasado miércoles se han registrado cerca de 1.000 réplicas en las zonas afectadas por el terremoto.

El último temblor provocó nuevos derrumbes en algunos edificios y obligó a cerrar de nuevo el Puente a Tres Ojos, que une la carretera regional con Amatrice. Sergio Pirozzi, el alcalde del pueblo epicentro de la tragedia, anunció ayer que su ayuntamiento se constituirá parte civil en el procedimiento por el derrumbe de una parte del colegio de educación primaria de la localidad que había sido restructurado en 2012.

Tras el terremoto del Aquila en abril de 2009 -que dejó más de 300 muertos y 1.500 heridos-- el entonces gobierno de Silvio Berlusconi aprobó una partida de casi mil millones de euros para reestructurar las zonas consideradas de alto riesgo sísmico. El dinero estaba gestionado por la Protección Civil, que asignaba a cada ayuntamiento una cantidad determinada para que éstos la repartieran entre sus ciudadanos. El objetivo es que no se volviera a producir una tragedia como la de la ciudad de Los Abruzos. Cada persona podía recibir entre 100 y 200 euros al metro cuadrado para llevar a cabo pequeñas reestructuraciones que pudieran disminuir los daños en caso de terremoto. Pero la norma tenía una letra pequeña, y es que esta subvención sólo podía ser utilizada para aquellas casas que fueran la residencia habitual. Según el padrón, en Amatrice viven 2.750 personas. Pero la realidad es que en verano la población aumenta hasta superar las 15.000.

Otra partida fue utilizada para acometer las reformas necesarias en los edificios públicos. Pero a la vista de como ha quedado el hospital y el colegio de Amatrice, algo tampoco funcionó en este caso. "Amatrice resurgirá, se lo debemos a las víctimas, a todos los que estaban aquí, incluidos los turistas", asegura Pirozzi, que pide que no se olviden de la localidad. El gobierno italiano asegura que la reconstrucción de las poblaciones afectadas "deberá ser como eran, desde luego más seguras, pero manteniendo intactas la tradición y las raíces", aseguró el subsecretario de la presidencia del Consejo e Ministros, Claudio De Vincenti. Las víctimas temen una nueva Aquila, donde después del terremoto hace siete años, el centro histórico permanece derruido y muchos de los vecinos, alojados en casas prefabricadas que debían ser temporales.

Tres días después del trágico terremoto que devastó varios pueblos de la región del Lazio y se llevó por delante al menos 278 vidas -218 en Amatrice, 49 en Arquata del Tronto y Pescara del Tronto y 11 en Accumoli, según las cifras oficiales-, los bomberos, la protección civil y el ejército italiano continúan excavando entre los escombros para recuperar los cuerpos sin vida de cientos de personas. Hasta el momento 238 personas fueron rescatadas con vida de entre los escombros. Pero las esperanzas de que se produzca algún nuevo 'milagro' se reducen con el pasar de las horas.

Este sábado la ciudad de Ascoli Piceno acogerá los funerales por las víctimas del terremoto. Hasta allí se trasladarán el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y el presidente de la República, Sergio Mattarella, que visitará antes la zona de la catástrofe.