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Pintada de un turista chino en el templo de Luxor.
Patrimonios culturales dañados con puño y letra

Patrimonios culturales dañados con puño y letra

La moda de firmar en monumentos y bienes históricos supone un duro golpe para la memoria de los lugares a los que pertenecen

paloma flórez

Domingo, 24 de agosto 2014, 01:39

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Los monumentos se alzan imponentes en ciudades y pueblos de todo el mundo, contando su historia, dejando constancia de lo que un día llegaron a ser. Algunos como vestigios de civilizaciones pasadas, otros como reflejo de situaciones importantes que se han vivido a lo largo de la historia del mundo y algunos como prueba de la poderosa defensa de algunas dinastías contra ataques enemigos. Diferentes culturas y localizaciones, pero todas ayudan a comprender etapas significativas de la humanidad. Sin embargo, algunas modas y costumbres son una falta de respeto que dificultan salvaguardarlos, además de que la labor de restauración supone un duro golpe económico.

Recientemente saltaba la noticia de la amenaza que está sufriendo la playa de las Catedrales en la provincia de Lugo, considerada uno de los arenales más bonitos del mundo por sus acantilados, grutas abovedadas y senderos casi laberínticos. La alarma se produce por la incipiente moda de grabar el nombre en las paredes de las cuevas y en losas que se van amontonando en las paredes, lo que perturba el espacio pulido por la propia naturaleza y que las autoridades de Ribadeo pretenden proteger. No obstante, deberían ser los propios visitantes los que defendieran esta maravilla de la naturaleza.

Pero esta playa no es la única que está desprotegida. Hay otros hitos culturales que se han visto perjudicados por los turistas. En 2009 el Muro de Berlín tuvo que ser restaurado debido a que los grafiti realizados en el trozo que sigue en pie por artistas de todo el mundo tras su caída, -declarados patrimonio artístico en 1992-, lamentablemente se mezclaron con las firmas y dedicatorias de la gente que acudía de visita. Tras su reparación, una patrulla se encargaba de vigilar que esta galería de arte al aire libre no se viera pintada de nuevo, pero la reducción presupuestaria de 2010 dejó sin supervisión el muro, por lo que los mensajes y rúbricas la poblaron de nuevo.

"Ding Jinhao estuvo aquí"

Otro caso es el de la Gran Muralla china, que lleva a sus espaldas décadas de pintadas y nombres que atestiguan el trasiego de muchos. Ante el volumen de firmas e infructuosos intentos por parte de las autoridades para su prohibición, el Gobierno chino decidió a principios de este año habilitar un área de la muralla, -en una de las torres defensivas del tramo de Mutianyu-, donde sí esté permitido grabar el nombre.

Por último, aunque no habla de prohibición sino de desprotección, el caso del templo de Luxor, en Egipto. El pasado año un turista chino decidió inmortalizar su estancia poniendo: "Ding Jinhao estuvo aquí" sobre el monumento que tiene más de 3.000 años de antigüedad. Por su parte, el Ministerio de Antigüedades egipcio no hizo declaraciones al respecto pero denota una falta de seguridad y protección en las obras del Egipto faraónico.

Lo único que se puede esperar de estos actos irrespetuosos a la historia es que no sienten precedentes, para que los que quieran acudir a admirar el valor que los rodea no vean deteriorada su imagen y para que las generaciones venideras puedan también apreciarlos.

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