Me llamo Patricia y tengo 18 años. Mi progenitor biológico maltrató a mi madre durante años, física y psicológicamente,  hasta que ella decidió denunciar y separarse, tras una brutal paliza.

Durante una década he sufrido las consecuencias de un sistema judicial injusto e incompetente, del  cual el maltratador se sirve para seguir ejerciendo el daño a la mujer y a sus hijos, las víctimas más indefensas y de las que nadie habla. 

Creo que las mejores medidas que los políticos pueden tomar contra la violencia doméstica pasan, primero, por informarse, tomar conciencia y empatizar con las víctimas. Y segundo, por actuar, de verdad. Formando a profesionales aptos, dando a los niños/as la voz que, por derecho, deben utilizar para poder expresarse sin obligarles a irse con los maltratadores.

Por eso, pido a principales representantes políticos y al Presidente del Gobierno que expliquen qué van a hacer  para ayudar a las víctimas,  qué van a hacer para que estos niños, víctimas de la violencia de género, se sientan seguros y amparados por un sistema que, a día de hoy, no les da la oportunidad de expresarse ni defenderse como personas  y seres humanos que son.  

EL HECHO DE QUE NO VIVAIS LA REALIDAD MARCADA POR EL DOLOR, EL MIEDO, EL SUFRIMIENTO Y LA ANGUSTIA DE ESTOS NIÑOS/AS NO SIGNIFICA QUE NO EXISTA. Casi a diario matan a las mujeres, dejando a los niños/as sin sus madres. Destrozando sus vidas y quitándoles la infancia, la inocencia, el derecho de crecer sanos y seguros.  

El año pasado 123.275 mujeres se atrevieron a denunciar ser víctimas de violencia. Detrás de cada mujer habría unos hijos, hijos cuyas vidas corren un serio peligro, hijos que sufren, que tienen miedo, y que no encuentran ayudas, y a los que nadie da respuestas.

Yo decidí  romper mi silencio, después de una década sufriendo un maltrato, que, el sistema judicial, había ayudado a prolongar,  y utilice lo que más me gustaba, escribir, para intentar ayudar a otros niños en mi situación. Por ello escribí “Ya no tengo miedo”,  un libro que  destapa todo aquello que la sociedad es incapaz de ver debido a las cortinas de humo que la publicidad estatal impone: el sufrimiento de los niños que viven o han vivido  la violencia por parte de una persona maltratadora, y  que,  el sistema judicial español, se encarga de respaldar y prolongar durante años, por su falta de información, de medidas aptas, de profesionales adecuados y por su ineptitud ante este tema con la aplicación de procedimientos tan inhumanos como el  SAP.

Porque este sistema no solo deja cicatrices que no son difíciles de ver, sino que, en numerosos casos, ha entregado los niños a los maltratadores, que han terminado por arrebátanoslos.

POR ELLO, PIDO A LOS PRINCIPALES REPRESENTANTES POLITICOS QUE  SE ENCARGUEN DE NUESTROS NIÑOS, DEL FUTURO DE NUESTRO PAÍS Y EXPLIQUEN SUS MEDIDAS PARA AYUDAR A LOS MILES DE NIÑOS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO.