Alejandro Encinas conoce los sinousos caminos de la izquierda: en su recorrido como militante pasó por el Partido Comunista Mexicano, el Socialista Unificado de México, el Partido Mexicano Socialista y el Partido de la Revolución Democrática.

Se convirtió entonces en una de las figuras más relevantes del PRD y, al igual que Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, renunció al partido por considerar que ya no representaba los valores por los que había surgido.

Su carrera política se remonta a la década de los 80 y desde ese momento hasta hoy, se desempeñó como jefe de Gobierno, diputado, senador, secretario de Medio Ambiente, de Desarrollo Económico y secretario de Gobierno.

Hoy, es una de las figuras que el Sol Azteca quiere repatriar, en medio de su búsqueda por salir adelante de la crisis electoral del 7 de junio. Las autoridades perredistas y los exponentes que intentar propiciar una renovación en el partido ya insinuaon en varias oportunidades -y públicamente- la expectativa por su posible regreso al partido.

Sin embargo, el senador independiente decidió, una vez más, tomar otro camino y lanzarse junto a otro de los líderes morales de la izquierda mexicana: Cuauhtémoc Cárdenas.

LPORodrigo González Olivares

Agustín Basave manifestó públicamente que le alegraría poder recuperar a personalidades como Ebrard o usted en el PRD ¿estaría dispuesto a volver al partido?

Con Agustín Basave tengo no solamente una relación política sino además una relación de amistad. Nos conocemos desde hace muchos años, desde que él fue diputado por el PRI en la LIII Legislatura, en la década de los ochenta. Como persona, yo le tengo aprecio y le reconozco su capacidad intelectual y su formación académica. Pero creo que lo que está hoy en debate en el PRD no es el perfil de quién está propuesto como el nuevo presidente del partido, sino más bien cómo se está construyendo esa candidatura, que es en función de uno de los aspectos que yo más he cuestionado: priorizando a los grupos de interés internos del PRD. Agustín llega como candidato de las corrientes, que ante la inexistencia de liderazgos propios han sido incapaces de construir un candidato interno salieron a buscar uno, que tuvo que afiliarse ahora para poder postularse. No regresaría a un partido sólo porque haya un cambio de dirigente, porque con lo que estoy en desacuerdo es con la forma de hacer política que tienen desde hace tiempo, basada en los grupos de interés internos y flexible a alianzas con grupos de interés que representan cuestiones muy distantes a la izquierda.

Además, me preocupa que si bien Agustín ha dicho que “se acabaron los pactos por México” en relación a los vínculos entre el PRD y el PRI, también ha manifestado sus intenciones de generar alianzas con el Partido Acción Nacional. Y eso es parte del desdibujamiento y la pérdida de perfil que ha tenido el PRD. Porque si necesita una alianza con el PAN para enfrentar al PRI incluso en una situación de gran debilidad como la que atraviesan, en la que a pesar de que participaron 3.4 millones más de electores en los comicios, perdieron un millón 200 mil votos respecto al 2009, hay un problema.

Hace poco Navarrete le criticó a López Obrador - cuando él respondió “no gracias, zafo” a la posibilidad de establecer alianzas con el PRD - que los senadores de Morena vivían de las prerrogativas del PRD. ¿Qué opina al respecto?

Me da risa, ¿Cuántas prerrogativas tiene Navarrete en el Senado? Hay una confusión terrible. Él dijo que nosotros estamos aquí gracias a los votos del PRD y eso es un error conceptual, o una mentira deliberada. Nosotros somos senadores de la Republica por los votos que tuvo el PRD, el PT, Movimiento Ciudadano y Morena como movimiento en la elección del 2012. Y además, lo paradójico del asunto es que a quienes más han querido cuestionar, como es el caso de Mario Delgado y mío, fuimos quienes obtuvimos cinco millones de los quince que consiguió el PRD. Y sus grupos no obtuvieron ninguno, fueron por representación proporcional. Entonces, es un argumento falaz. Se autoengañan, porque no son los votos del PRD. Y son este tipo de argumentos como los de Navarrete, basados en el patrimonialismo, y los del otro lado, basados en fundamentalismo, que no permiten que avancemos hacia una política mejor.

Agustín Basave llega como candidato de las corrientes, que ante la inexistencia de liderazgos propios han sido incapaces de construir un candidato interno salieron a buscar uno, que tuvo que afiliarse ahora para poder postularse  

¿Con fundamentalismos “del otro lado” te refieres a algún tipo de liderazgo en particular?

Pienso que Andrés Manuel es sin dudas el líder político y social más importante que tiene la izquierda mexicana en la actualidad. Su capacidad de convocatoria es única y tuvo grandes triunfos con su propio partido en muchos espacios del país. Pero a pesar de todo esto, con la izquierda dividida no se puede llegar muy lejos. No debería asumirse como adversario de la militancia perredista o petista o de Movimiento Ciudadano, que han tenido una gran lealtad hacia él y lo acompañaron desde el desafuero hasta los conflictos post electorales siempre. 

Tendría que saber diferenciar la confrontación de la dirigencia perredista de la de su base militante. Con la generación de Morena dio un claro mensaje de una izquierda fragmentada. En lugar de haber conformado una coalición, se redujo a un fragmento. Se rompió el proceso de unificación, competimos entre nosotros y asumió comportamientos sectarios, dogmáticos y fundamentalistas que polarizan cada decisión. Armó un partido que gira en torno a un liderazgo y no a un movimiento territorial. Que tiene como objetivo único la candidatura a la presidencia de Andrés Manuel, no el de un proyecto social.

LPORodrigo González Olivares

¿Cuál cree entonces que sería el camino a recorrer para recuperar la izquierda en el país?

Personalmente, voy a trabajar por la unificación de las izquierdas. No de las burocracias que no representan las causas de los ciudadanos y se ven el obligo. No de las que se pliegan a alianzas con la derecha. Sino de las que son un instrumento de lucha para que las demandan populares accedan al poder. El mensaje de hartazgo en la elección anterior es muy claro: los votos se fueron a los partidos de nuevo registro, a los pequeños como Movimiento Ciudadano y a los candidatos independientes. Ese mensaje fue interpretado por algunos políticos y por eso surgió un gran miedo en todo el país, que se plasmó en los candado que pusieron los estados a las candidaturas independientes.

Andrés Manuel tendría que saber diferenciar la confrontación de la dirigencia perredista de la de su base militante. 

Por todo esto es que tiene que haber una nueva ruptura democrática, con un nuevo paradigma y otras formas de hacer política como las de los movimientos sociales, sindicales, agrarios, estudiantiles, universitarios y populares. Hoy, en lugar de eso los dirigentes vienen de la disputa interna partidaria y es necesario volver al esquema territorial. Hay que reivindicar las identidades de arraigo. Por haber entendido ganaron Alfaro, el Bronco. Porque capitalizaron el hartazgo y propusieron un nuevo capítulo.

¿Usted estaría dispuesto entonces a ser el creador de este nuevo partido, de esta opción superadora?

Absolutamente. De hecho, estamos por lanzar el próximo 3 de octubre junto a Cuauhtémoc Cárdenas “Por México hoy”, un frente político y social que va a articular el archipiélago de indignación en que se ha convertido este país. De la lucha por la defensa de los recursos, la disputa por el agua, de las mineras, del gas y los beneficiarios de la reforma energética, la defensa de las comunidades indígenas. Porque tenemos que evitar la tentación autoritaria de un país en donde ya no hay diferencia entre el crimen y la política. Con este frente, lo que buscaremos será imponer una nueva agenda política.

 “Por México hoy” será un frente político y social que va a articular el archipiélago de indignación en que se ha convertido este país. 

¿Cuál podría ser la agenda en común que tendrían el PRD y el PAN en el país?

Ha habido momentos de coincidencias históricas entre la izquierda y la derecha. Sobre todo, en los momentos de la lucha por la democracia. En planes para generar mayor autonomía en los órganos electorales, reconocer la pluralidad y diversidad o la democratización del Distrito federal. Pero hoy el trato no es equitativo, porque el proyecto político nacional que se ha impuesto es el del PAN, ya que las reformas estructurales fueron un triunfo político, cultural e ideológico de la derecha. Con las reformas, el PRI renunció a sus principales banderas, las que le dieron origen después de la Revolución Mexicana. Y el PAN consolidó, justamente, las demandas que le dieron origen como la oposición a la expropiación petrolera, del reparto agrario y la educación socialista, que coinciden con la reformas de Peña Nieto en su esquema más básico. Entonces, no habría muchas posibilidades de crear agendas en común.

Respecto al PRI, ¿qué cree que representa la llegada de una personalidad como la de Manlio Fabio Beltrones a la presidencia del partido?

Representa el regreso del viejo PRI: aquel que se formó en la época del partido hegemónico, a la sombra de la policía política que representaba Fernando Gutiérrez Barrios. Hay que leer muy bien esta frase que dijo acerca de que “se terminó la sana distancia entre el presidente y el partido”, que se pone de manifiesto en hechos como que Peña Nieto haya ido al aniversario de la Confederación Nacional Campesina y que todo el gabinete se reúna ahora en plenarios de los senadores del PRI y el Verde. No tengo dudas de que con la llegada de Manlio Fabio, la lógica del partido de Estado va a querer volver a imponerse. Porque llega dentro de un proceso de recomposición del equipo de gobierno y hoy, la fuerza de Beltrones reside no sólo en la ascendencia que pueda tener dentro de un sector muy grande del PRI, sino en la debilidad de Peña Nieto. Llega en un momento en donde la credibilidad y el posicionamiento del presidente están en un mal momento. En el que independientemente de sus reformas estructurales, hay dos millones más de pobres, se fugó el Chapo Guzmán, se desplomó el peso y la violencia se incrementó.

Además, el núcleo de poder que llevó a Peña a la presidencia, ese sindicato de gobernadores de Coahuila, Hidalgo, Veracruz, Chiapas y el estado de México está en su peor crisis. Coahuila cayó en desgracia cuando e evidenciaron los manejos fraudulentos con la deuda del estadio de Humberto Moreira. Veracruz se transformó en un estado de los zetas, controlado por las mafias del crimen organizado. En Oaxaca, Mura y Ulises Ruiz quedaron comprometidísimos con lo que se les adjudicó con los negocios de Miguel Herrera. Y con los errores de Ayotzinapa y el Chapo, el secretario de Gobernación perdió muchísima fuerza. Entonces, en medio de este escenario se ve una recomposición del PRI contra el priismo mexiquense que se había apoderado de toda la estructura de gobierno, encabezada por un regreso al partido tradicional, representado por Beltrones.

Para el 2018 se dibujaron escenarios muy diferentes a los que venían sucediendo hasta ahora, justamente por el rechazo a la clase política que manifestó la gente ¿Cómo se imagina que se imagina que será la contienda por la presidencia?

Primero tenemos que ver las elecciones del año que entra, porque el fenómeno de este año ha traído dos cuestiones asociadas. Una, el florecimiento de candidatos independientes que se ha incrementado de manera significativa. Y otra, las contrarreformas y el bloqueo de las burocracias para que estos candidatos no puedan continuar con sus carreras. Pero ahora se abrió la puerta para que otros poderes participen por esa vía. Si el crimen organizado, los grupos económicos, las empresas mineras han puesto candidatos a través de los partidos, lo podrán hacer a través de los independientes. Va a ser un fenómeno muy interesante el próximo año, porque va a haber una competencia entre los grupos de poderes políticos, los fácticos y los candidatos independientes que realmente quieran trabajar por la gente.

Además, hay que tener en cuenta que no hubo en estas elecciones un escenario de normalidad democrática. En un contexto con más de 50 homicidios en el periodo electoral, un INE absolutamente intervenido por el presidente de la república, no podemos hablar de un período normal. Entonces, faltan muchas situaciones que recorrer, en donde el escenario hacia el 2018 en medio de una crisis económica se pueden plantear otras salidas que no necesariamente van a ser democráticas. Puede haber una tentación autoritaria, de regreso al partido de Estado.

LPORodrigo González Olivares

¿Qué consecuencias traerá el surgimiento de una relación de fuerzas completamente diferente a raíz de los resultados electorales del 7 de junio en la ciudad?

Creo que puede haber un proceso de desgaste grande en el Distrito Federal. Si en la próxima Asamblea el PRD busca obtener una mayoría aliándose con otros partidos como el PRI o el PAN para hacerle contrapeso a Morena, el desgaste va a ser enorme y va a perjudicar a los ciudadanos. El costo va a ser altísimo, porque no pasarán leyes, habrá bloqueos, confrontación sistemática entre el jefe de Gobierno y las delegaciones. Tienen que ser más inteligentes y no caer en una coalición conformada por partidos que no tienen la misma agenda sólo por frenar a Morena.

¿Qué opina de los cambios de Gabinete con los que Mancera buscó dar un mensaje de cambio en su gobierno?

Pienso que es bueno que haya dado una señal de transformación y creo que hay gente, dentro de los que eligió para los cargos, que puede tener un buen desempeño. Espero, por ejemplo, que José Ramón Amieva en Desarrollo Social le quite el manejo corporativo a los programas sociales, y que Manuel Granados como Consejero Jurídico sea mucho más sensible a las demandas de la ciudadanía en relación a la construcción y uso del suelo en la ciudad. Pero no veo un cambio de forma, porque no puede ser que quien fue el operador de la campaña política de un partido como Héctor Serrano se le cambie el rol y se lo ponga en una Secretaria donde igual puede tener muchísima capacidad política y presupuestaria, e incluso puede seguir haciendo manejos para hacerle contrapeso a la propia secretaria de Gobierno, Patricia Mercado. Si no se resuelve esa contradicción interna los cambios pierden valor.