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¿De qué se mueren las orquídeas, bromelias y helechos?

La inspección a 350 árboles, ubicados en bosques de los Andes antioqueños, determinó que una de las principales causas es la caída de ramas de la parte alta, donde se alojan este tipo de plantas.

Agencia de Noticias UN
30 de abril de 2016 - 01:57 a. m.
¿De qué se mueren las orquídeas, bromelias y helechos?

También, aspectos como el déficit de humedad o la mayor exposición a la radiación solar en el bosque están relacionadas con la muerte de las conocidas como plantas epífitas.

“Se trata de una cifra alta si se compara con la mortalidad de los árboles en los mismos bosques que es del 2 % anual”, afirma Daniel Felipe Zuleta Zapata, ingeniero forestal de la Universidad Nacional, quien explica que las plantas epífitas son aquellas que viven sobre otras plantas sin alimentarse de ellas, por ejemplo, orquídeas, bromelias o helechos.

“Ese tipo de relación es denominado comensalismo y, contrario a lo que las personas generalmente creen, se refiere a que la epífita se beneficia usando el árbol como soporte sin hacerle nada malo, mientras que el árbol ni se perjudica ni se beneficia al hospedar la planta”, explica.

Gracias al interés de este joven investigador, estudiante de la maestría en Bosques y Conservación Ambiental, por comprender la mortalidad de las plantas epífitas de los Andes antioqueños, se ganó un espacio en la prestigiosa revista inglesa Journal of Ecology, que aborda de ecología alrededor del mundo.

De la mezcla entre el gusto por el análisis de datos y la admiración por las plantas epífitas, Daniel Zuleta desarrolló su proyecto de maestría “Determinantes locales y regionales de la mortalidad de epífitas vasculares en las montañas de los andes Colombianos”. En otras palabras, quería determinar porqué se mueren las orquídeas, bromelias, helechos y otras familias de este importante grupo de plantas en las montañas de los andes Colombianos.

La primera fase de su investigación consistió en mapear plantas epífitas de 10 bosques de las 16 parcelas de expedición en Antioquia. En este recorrido, con la gran ayuda de otros compañeros del proyecto, se inspeccionaron 350 árboles ubicados en bosques de tierras altas y bajas, para ello se registró la altura, la dirección, la ubicación y el tamaño de las epífitas, necesario para sus análisis.

Un año después regresó a cada uno de los bosques, revisó las mismas plantas, analizó los cambios que estas habían tenido, así como sus posibles causas de muerte y determinó que en 12 meses de cada 100 mueren entre 7 u 8 cada año, es decir el 7,5%.

“Considerando que el muestreo se tomó en una época en la cual no hubo fenómeno de El Niño o temporada de sequía y se trataba de condiciones climáticas relativamente normales, estos resultados pueden considerarse como una mortalidad natural. Esto implica que las plantas deben tener una tasa de recambio muy alta para evitar la extinción local”, explica Daniel Zuleta.

Más allá de realizar una contribución a la ciencia y descifrar las causas de muerte de las plantas epífitas, el aporte práctico de esta investigación es encontrar alternativas que permitan la conservación de estas plantas, pues permiten la regulación hídrica de los bosques, la captura de carbono y la diversidad de especies.

Además, se puede utilizar esta tasa de mortalidad como línea base para proyectos de impacto ambiental y seguimiento de proyectos de compensación.

Por Agencia de Noticias UN

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