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13 mayo, 2024

IMG_0180 IMG_0195Por Roberto Acevedo

Texcoco, Mèx.- A 50 años pobladores de Coatlinchan aún tienen la esperanza que el gobierno federal regrese el monolito Tláloc que se llevaron del paraje de la Cañada del Agua, sin importar afectar la cosmología e identidad de todo un pueblo, y sólo para incrustarlo a la entrada del Museo Nacional de Antropología e Historia durante la apertura de este.  

Con una ceremonia prehispánica, una misa de rogación para pedir lluvia para un buen año agrícola y diversas actividades culturales; pobladores de Coatlinchán rememoran los 50 años que el Ejército apoyo el saqueo a la comunidad, pues el 16 de abril del año 1964 se llevaron “la Piedra e los Tecomates”, monolito sobre el cual giraba la actividad del “pueblo mágico”.

Aquí en el pueblo de Coatlinchán se escucha sólo una voz; mujeres, hombres, jóvenes y niños claman: «Regresen a Tlàloc» (en realidad Chalchiuhtlicue o piedra de los tecomates para los pobladores).

Los más viejos recuerdan aquel 16 de abril de 1964 cuando el Ejército, que mantenía ocupado el poblado, luego que el pueblo ocultó las herramientas, dinamita y destruyó la plataforma del tractocamión en la cual se llevaban el monolito de 170 toneladas de peso para impedir los despojaran de la diosa del agua (Chalchiuhtlicue).

Sin embargo, sacaron al monolito en una plataforma, contra la voluntad y oposición del pueblo. Los jóvenes, a través de los relatos que les contaron sus abuelos, tienen viva la historia y los niños preservan la tradición de venerar al Dios de la lluvia.

Este miércoles, fue un día diferente en Coatlinchàn; todos tenían presente el «despojo» que sufrieron hace 50 años. Platicaban entre ellos y recordaban sus experiencias. »Desde que se llevaron a Tláloc en el pueblo dejó de llover; las tierras bajaron de productividad. Ya no fue lo mismo», comentaron.

En el centro del poblado, donde desde hace siete años existe una réplica de la piedra de los tecomates, de características y dimensiones similares al original que construyó la administración local, tras la petición de los vecinos, pues el gobierno federal nunca cumplió la promesa de hacer una réplica. En la plaza principal se llevó a cabo una ceremonia prehispánica y se colocó una ofrenda floral al pie de la pieza.

Se montó también un exposición de réplicas del monolito en miniatura y un tianguis cultural.

En la Cañada del Agua o Cañada de Santa Clara en la parte alta del cerro de Tlàloc, lugar de donde se llevaron al monolito, decenas de pobladores se congregaron y celebraron una misa de rogación para pedir a Tláloc por lluvia y este año se tenga un buen periodo agrícola.

El Paraje la Cañada de Agua se ha vuelto simbólico para los pobladores que conservan el lugar. «De aquí la figura que se llevaron fue la de Chalchiuhtlicue, que en náhuatl significa «La que tiene su falda de jade». La deidad femenina porque Tlàloc sigue en lo alto del cerro», dijo Guadalupe Villarreal, residente del poblado texcocano y testigo de los sucesos de hace medio siglo.

Los vecinos de San Miguel Coatlinchán guardan como un secreto que nadie quiere revelar, el verdadero sitio donde está el monolito del Dios de La Lluvia.

También los pobladores aseguran que el gobierno federal no ha cumplido lo que prometió hace 50 años cuando se llevaron la pieza. «Prometiò escuelas, centros de salud, carreteras y diversas obras que nunca cumplió», dijeron.

«Hoy aquí no festejamos sino conmemoramos aquel despojo. Queremos que nos regresen a Tláloc porque allá en la ciudad de México no le dan la importancia y valor cultural que tiene y que se le daba en nuestro pueblo”.

Aquí lo que buscamos es no perder nuestra identidad y conservar nuestras raíces», comentó Erick Galicia Ortiz, segundo delegado de Coatlinchàn.

 

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