Avenida Utrera Molina versus calle Otto Engelhardt: el lento avance de la memoria histórica

Otto Engelhardt, en Villa Chaboya, su casa de San Juan de Aznalfarache. |

Juan Miguel Baquero

Parte de la simbología franquista se eterniza en España sin aparentes problemas. Yugo y flechas en fachadas, estatuas… hasta un equipo de fútbol. En las antípodas subsiste la lenta reparación a las víctimas. Es la memoria inacabada. En Sevilla, como ejemplo, queda dibujado el caso de la avenida Utrera Molina frente a la calle Otto Engelhardt.

El rótulo dedicado al exministro de la dictadura seguía intacto casi un año después de que el Ayuntamiento aprobara esta medida en aplicación de la ley de Memoria Histórica. El descuido fue denunciado por IU y el Ayuntamiento enmendó el pasado lunes el olvido. Al mismo tiempo, la familia del cónsul alemán que trajo la luz y revolucionó el transporte público en la ciudad pide una calle a su nombre. 'Don Otto' fue ejecutado por los golpistas en 1936. La solicitud lleva la firma de su nieta, Ruth Engelhardt.

El homenaje al que fuera director de la Compañía Sevillana de Electricidad y de Tranvías de Sevilla está avalado por la Dirección General de Memoria Democrática de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache. Una petición que apoyan numerosas asociaciones memorialistas y las delegaciones sindicales de UGT, CCOO y el Sindicato Andaluz de Trabajadores.

Otto, ejecutado por oponerse “al fascismo”

Como personaje antagónico al alto cargo de Franco aparece 'don Otto': “defensor de las libertades y los derechos humanos, que trajo la luz a la ciudad de Sevilla, así como la modernización del transporte urbano y con sus actuaciones como cónsul honorario alemán, fue garante de la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial”, escribe Ruth Engelhardt.

El lugar elegido para rotular una vía con su nombre es “el tramo de la calle Ronda de Triana” donde estuvieron “las cocheras de los tranvías”. Queda la decisión en manos del Ayuntamiento de Sevilla.

Otto tenía 70 años y una prolífica biografía truncada a balazos. Asesinado a manos rebeldes “por manifestar abiertamente sus ideas liberales y pacifistas y su oposición al fascismo”. Nacido en la Baja Sajonia, estudió ingeniería y ya en España fue asiduo colaborador de periódicos como El Liberal de Sevilla que dirigía su amigo José Laguillo.

Uno de los hitos de su intensa vida llegó el 13 de junio de 1931. Otto Engelhardt devolvía a su país todas las condecoraciones recibidas tras la 'Gran Guerra'. Un año después, la República le concede la nacionalidad española y renuncia a la alemana. Sus fervientes críticas al incipiente nazismo sirvieron para estar vigilado por la Alemania de Hitler y, a la postre, para firmar su sentencia de muerte. En la última etapa de su vida, y antes de la ejecución en septiembre del 36, llegó a fundar el laboratorio Sanavida en San Juan de Aznalfarache. Desde allí comercializó medicamentos para el tratamiento de la epilepsia, el insomnio, trastornos nerviosos… y un remedio célebre: Ceregumil.

“Un personaje de infausto recuerdo” para Sevilla

En esta realidad tenaz de la memoria inacabada, a la que poco importan las décadas transcurridas desde la guerra civil, resiste una porción considerable de la parafernalia simbólica del franquismo. Caso de la avenida dedicada a José Utrera Molina.

La placa recordaba al ministro de Franco en una transitada zona del barrio San Pablo-Santa Justa, junto a un conocido centro comercial y un polígono industrial. IU, en un comunicado, lamentaba el fin de semana “que el Ayuntamiento siga sin quitar el rótulo casi un año después de aprobarse su retirada”. El lunes, operarios municipales suprimían ese rótulo de la vía pública “que se quedó atrás”, según fuentes municipales.

Ahora reza “avenida José María Javierre” donde antes ponía “avenida Utrera Molina”. En una vía dedicada al sacerdote, periodista y escrito, en reconocimiento a su defensa de la libertad de prensa y a su lucha contra la censura en tiempos de la dictadura. “Incomprensiblemente”, decía IU, un letrero franquista permaneció intacto durante meses en uno de los márgenes de la avenida.

La edil de IU Eva Oliva ha recriminado la “dejadez” municipal como una “grave ofensa” para las víctimas del franquismo. “Hablamos de un personaje de infausto recuerdo para muchos, que fue gobernador civil durante un periodo de la dictadura y que reprimió con especial intensidad a quienes entonces luchaban por las libertades democráticas en nuestra ciudad”, recuerda.

A Utrera Molina, imputado en la denominada Querella Argentina contra los crímenes del franquismo, la Diputación de Sevilla retiró la medalla de oro de la provincia. En sus alegaciones, el suegro de Alberto Ruiz Gallardón se declaró “falangista”, elogió al dictador e hizo apología a favor “de una España grande y limpia”. Un alegato interpretable “como exaltación de la dictadura” y que entra en colisión con la ley de Memoria Histórica, según las servicios jurídicos de la institución.

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