¿Qué supuso esta etapa histórica para el país?

Hace 50 años que el líder comunista Mao Zedong inició la Revolución Cultural, una de las etapas más traumáticas de la historia de China. No es un pasado olvidado. En pleno 2016, en vísperas del aniversario de este período, un grupo de cantantes vestidos con trajes maoístas entonaron canciones típicas de la Revolución Cultural en uno de los edificios gubernamentales más importantes de Pekín. El descontento con esta acción fue tal que diarios vinculados al Partido Comunista formularon duras críticas respecto a glorificar esta etapa oscura. Las efemérides de la Revolución Cultural es vista de manera negativa tanto por los dirigentes chinos como por la sociedad de a pie. Según los datos disponibles de esa etapa, 30 millones de personas fueron perseguidas por motivos políticos y entre 250.000 y 1,5 fueron asesinadas o empujadas al suicidio.

El cine chino trató la Revolución Cultural años después de que finalizara. Como todo arte bajo un régimen autoritario, las películas no tuvieron libertad total para tratar el tema. No hay ninguna película china que apunte, dé nombres o acuse directamente al Partido sobre lo sucedido en este período. Algunas que trataron de manera explícita los actos brutales que los Guardias Rojos -las milicias paramilitares ejecutoras de la Revolución Cultural- llevaron a cabo, fueron censuradas en su momento. Otras que tocaron el tema de manera más indirecta se salvaron. Aquí van cinco películas, todas de directores chinos, para entender qué supuso esta etapa y qué han podido decir los chinos sobre ella.

 

Una mujer vestida con la ropa de la Guardia Roja apunta a un prisionero falso con un cartel que reza "Abajo con los terratenientes" en Yinchuan, al norte de China. (AFP/AFP/Getty Images)

The blue kite (1993), dirigida por Tian Zhuangzhuang

Esta película trata la vida de una familia durante diferentes etapas del Gobierno de Mao Zedong, entre ellas la Revolución Cultural. Varias de estas obras, que siguen esta estructura están dirigidas por cineastas de la llamada Quinta Generación del cine chino y que buscaban representar la vida de la gente corriente bajo la Revolución Cultural, están en contraste con las películas épicas de soldados rojos que promovió el maoísmo. El hombre corriente sustituía al héroe. En el caso de The blue kite -censurada por las autoridades- la historia narra la vida de un niño que llega a la adolescencia en plena Revolución Cultural. Durante esta etapa, tanto las escuelas como las universidades fueron cerradas: Mao lanzó proclamas para que los estudiantes se rebelaran contra toda autoridad, lo que -en primer lugar- puso en el punto de mira a los profesores. Los docentes eran escupidos, maltratados y vilipendiados públicamente por sus antiguos alumnos, que -en bastantes casos- se agruparon en milicias de Guardias Rojos. En la película también se trata otro de los sectores sociales a los que Mao pidió atacar: los altos cargos del Partido Comunista chino. Entre otros motivos, Mao lanzó la Revolución Cultural para enfrentarse a las autoridades del Partido que habían ganado popularidad y poder a su costa, una burocracia liderada por dirigentes poco ortodoxos como Liu Shaoqi o Deng Xiaoping. Este último, tras sufrir en sus carnes la brutalidad del momento -perdió todos sus cargos y su hijo quedó parapléjico por culpa de los Guardias Rojos-, acabó siendo el líder de China tras la muerte de Mao. El actual presidente chino, Xi Jinping, que tenía trece años por aquel entonces, vio como los Guardias Rojos daban una paliza a su padre, también alto cargo del Partido, y mataban a su hermana. No hay que menospreciar el recuerdo que muchos de los actuales dirigentes tienen de esa época, y como marcó su manera de ver a la sociedad china.

 

Farewell my concubine (1993), dirigida por Chen Kaige

Un actor de la Compañía de Ópera Sichuan, espera para salir al escenario en la provincia de Sichuan. Durante la Revolución Cultural ésta fue prohibida. (Kevin Frayer/Getty Images)

Esta película relata la vida de dos actores de la ópera de Pekín a través de diferentes etapas de la historia china. Al lanzarse la Revolución Cultural ambos fueron acusados públicamente de formar parte del arte “viejo” y “feudal” que suponía la ópera tradicional. Ya en 1942, Mao Zedong había anunciado sus famosas tesis de Yan’an en la que defendía la sumisión del arte a la política comunista. Durante la Revolución Cultural se puso en práctica esta teoría. Los literatos o artistas que se consideraban contrarrevolucionarios fueron marcados con capirotes y carteles (como se puede ver en “Farewell my concubine”, en duras escenas que le valieron la censura en China), además de sometidos a palizas y a sesiones de escarnio público. Algunos, como el famoso escritor Lao She, optaron por el suicidio: lo hizo poco después de que los Guardias Rojos destruyeran todos los libros y obras de arte que tenía en su casa. El ataque a la cultura tradicional no sólo se enfocaba a las personas, sino a los objetos. Desde los más pequeños recuerdos decorativos a los grandes templos confucianos, todo debía arder. Buena parte del patrimonio cultural chino se perdió en esa época, y también el religioso. Templos taoístas y budistas, iglesias y mezquitas fueron derribadas. La base de toda acción destructiva era el odio, proclamado por Mao, hacia los “cuatro antiguos”: las costumbres antiguas, los hábitos antiguos, la cultura antigua y el pensamiento antiguo. Por algo la Revolución era Cultural.

 

To live (1994), dirigida por Zhang Yimou

El transcurrir de este filme va desde la guerra civil china hasta el fin del Gobierno de Mao y muestra la vida de una familia. Durante la Revolución Cultural, todo aquel que procediera de una familia no campesina u obrera era marcado como enemigo, independientemente de los recursos o vida que llevara en ese momento. El protagonista de To live debe esconder su pasado como burgués para evitar los ataques contra su familia. Aún así, en esta obra se ofrece una cara humana de los Guardias Rojos, más como jóvenes irresponsables que como milicias violentas. Los problemas durante la película (que también fue censurada en la China continental) vienen del extremismo ideológico de subvertir toda autoridad: es el caso de varios Guardias Rojos que toman los hospitales y deciden que los médicos deben ir al campo a aprender y vivir como proletarios. Los jóvenes rojos los sustituyen como doctores, creyendo que su fe en Mao Zedong y sus conocimientos rudimentarios de medicina son suficientes para llevar un hospital (lo que, como refleja la película, tendrá funestas consecuencias). Como se ve, los ataques de la Revolución Cultural no eran sólo contra trabajadores del sector cultural, sino que también afectó a oficios “técnicos” como los sanitarios y científicos. Los efectos en materia de salud y economía fueron graves, al sustituir a los que sabían de materias científicas por jóvenes que, en buena parte, sólo tenían su exaltación doctrinaria.

 

Un poster de Mao Zedong en Pekín. (Nicolás Asfouri/AFP/Getty Images)

In the heat of the sun (1994), dirigida por Jiang Wen

Esta película puede parecer un caso extraño, ya que trata las tardes soleadas que varios adolescentes chinos pasan entre el aburrimiento y el romance. Si fijamos mejor el foco, vemos que refleja -de manera indirecta- a un factor clave de la Revolución Cultural: los militares. Los hijos de los soldados del Ejército Popular de Liberación (EPL) son los adolescentes de este filme, que -de golpe- ven que sus escuelas cierran y pueden pasar tardes sin hacer nada, pero que en ningún momento perciben signos de violencia o Guardias Rojos que los aterroricen. El sector de los militares fue el único que quedó al margen de la Revolución Cultural. Tal como explica el historiador Jonathan D. Spence en el libro En busca de la China moderna, el principal apoyo de Mao para llevar adelante la Revolución Cultural fue Lin Biao, un comandante histórico del EPL que fortaleció la imagen del máximo líder comunista dentro del Ejército y consiguió que los militares coparan cargos civiles (ocupados por la burocracia heterodoxa que hacía sombra a Mao y contra la que éste se rebeló). El EPL sería la única organización al margen de los excesos de la Revolución Cultural. Mao advirtió a los Guardias Rojos que se trataba de una institución revolucionaria intocable. Esta separación de la inestabilidad revolucionaria permitió que, por ejemplo, el EPL mantuviera a grandes grupos de científicos -que en situación civil habrían sido enviados a campos de trabajo- para que se dedicaran a la fabricación de la bomba de hidrógeno. También fue esencial para que, cuando Mao consideró suficiente la violencia de los Guardias Rojos, el Ejército se enfrentara a todas las milicias paramilitares que se opusieron a dejar las armas. Irónicamente, Lin Biao -el comandante del EPL que ayudó a Mao- murió en un sospechoso accidente de avión mientras huía de China, después de ser acusado de planear un complot para asesinar a Mao.

 

Coming home (2014), Zhang Yimou

Aunque se trata de excepciones, todavía el cine chino produce algunas películas relacionadas con la Revolución Cultural. Es el caso de Coming home, distinta a las películas anteriores ya que la historia se inicia durante la Revolución Cultural y acaba en la China de los 80, cuando empezó la apertura económica. El conflicto principal es entre el padre, profesor al que envían a un campo de trabajo, y la hija, bailarina de los ballets rojos revolucionarios. Es decir, el conflicto entre la “vieja” y la “nueva” cultura. El arte que ensalzaba a los héroes comunistas y al Partido fue potenciado durante esta etapa, algo que venía marcado desde los inicios de la Revolución Cultural, cuando hubo conflictos dialécticos en periódicos del Partido Comunista sobre qué camino debía seguir la cultura y, en el fondo, el país. Una de las voces más críticas fue la mujer de Mao, una actriz llamada Jiang Qing, preocupada por la carga tradicionalista y feudal del teatro y el arte del momento; también lanzó sus críticas Kang Sheng, un miembro del Partido entrenado por los servicios secretos rusos de la NKVD, que consideraba que el arte del momento incluía demasiadas críticas veladas a Mao y al Partido. Tanto Kang como Jiang formaron parte de la llamada “Banda de los Cuatro”, el grupo de dirigentes ortodoxos a los que se atribuyó los crímenes de la Revolución Cultural, una vez muerto Mao Zedong. Sus nombres han quedado en la memoria histórica china como los causantes de esta traumática etapa. Respecto a Mao, la versión del Partido Comunista afirma que llevó a cabo un 70 % de acciones positivas y un 30 % de acciones negativas. Obviamente, nada de esto sale en ninguna película china sobre la Revolución Cultural.