Es categórico, reflexivo. Mucho más lapidario que la sensibilidad que imprime en sus letras y mucho más calmo que en sus performances en el escenario que lo han hecho merecedor del título de showman más respetado del rock pop latino. Adrián Dárgelos y su banda tienen una larga historia con Chile, donde se han hecho populares de la mano de canciones como 'Putita', 'Y qué', 'La lanza' y otros tantos. Más de 20 años de ir y venir para presentar canciones y sumar fanáticos que alguna vez corearon sus temas en el Festival de Viña del Mar. Era el año 2005 y casi 10 años después, la excusa para visitar Santiago sigue siendo la misma: la música.

Lo nuevo de Babasónicos se llama 'Romantisísmico', un disco que además de llevar el desafío de ser el 11.o de la banda, es el primero que realizan bajo la nueva formación, luego del fallecimiento de Gabo Manelli en 2008. Un suceso que los marcó profundamente, pero que también les dio fuerzas para seguir. "Lo extrañamos mucho, siempre hay algo de añoranza, pero somos socios en un complot mayor con Gabo que no termina con la muerte", dijo Adrián anoche, recién llegado a su su hotel en Santiago.

Tras el duro momento, el grupo se reformuló con dos nuevos integrantes: Gustavo "Tuta" Torres en bajo y Carlos "Carca" Carcacha en guitarra.

Es por eso que el nuevo disco tiene el sentimiento de una nueva etapa. "Es un recomienzo. En el disco anterior no menciono la palabra amor, en este sí. 'Romantisísmico' encuentra un ángulo interesantísimo donde la música se envuelve con seducción pero sin ironía. Sin mostrarte en las canciones un lado positivo y otro negativo, sino varios lados, todos aberrantes, pero tú eliges el que te guste".

Mantiene la fórmula Babasónica con diferentes matices de letras descarnadas, algo de romanticismo y ritmos bailables. Ha tenido una gran presentación en sociedad, como el pasado 16 de mayo ante un repleto Luna Park. Próximamente en Guadalajara y luego Chicago, Nueva York y también Chile, el 30 de agosto, en el Teatro Caupolicán (ver recuadro). Un paso inevitable para la banda argentina que más veces ha ocupado la portada de Rolling Stone.

"Hace más de 20 años que venimos a Chile. Lo conocí en los 80, cuando la escena era tan distintita y casi tan imposible como en toda Latinoamérica. No sólo vivíamos dictaduras en Sudamérica, sino también conservadurismo religioso extremo y reaccionarismo político. Además, el rock no era la música más popular entre la juventud. Era más difícil. La palabra rock no estaba tan manoseada, tampoco".

-¿Qué te sigue motivando a escribir canciones?

-Hago música porque no me gusta el mundo. Hago música para molestar.

-¿Eso te ha traído enemigos?

-No me interesa que me quieran, me interesa luchar contra determinados estamentos, pero no contra estándares como el socialismo o el neoliberalismo. Lucho contra el sentido común que es peor. Obvio que aborrezco el neoliberalismo, el socialismo, aborrezco todo. Babasónicos es iconoclasta. No quiere democracia, quiere otro sistema. Tenemos una lucha contra el sentido común por eso no hacemos discos comunes.

"Babasónicos es anacrónico"

Hoy ha cambiado mucho la escena y proliferan sonidos y bandas. "Entiendo que es una conquista ganada desde hace muchas generaciones. Una revolución musical paulatina. Tiene que ver con la creación y la producción de una cultura creada por jóvenes no mediatizada por intereses financieros o mayores", sostiene.

-Pero hay que recorrer un camino para trascender...

-Parece que hay un acostumbramiento a lo conocido. Son ciclos: primero una banda es vanguardia, luego novedad y después un clásico. Pero eso no corre si la calidad no te acompaña.

-¿Eso hace más riesgoso sacar discos al mercado?

-No obligatoriamente, porque Babasónicos se exige mucho para hacer discos. El desafío está en buscar algo nuevo, no lo que está de moda, porque Babasónicos es anacrónico al mundo. No seguimos una tendencia. Sólo nos podemos mirar a nosotros mismos y siempre estamos presionándonos a un cambio.

-¿Se puede hablar de un envejecimiento musical con dignidad?

-Nada envejece con dignidad, el vino quizás. No somos vino, aunque ya me estoy poniendo más interesante. Hay algunos músicos latinoamericanos que envejecen con más dignidad, pero no es lo común. Diría que el tiempo tiene una curva inversa a la dignidad, pero si estás en esa lucha puedes vencerlo. Por ejemplo, Artics Monkeys es mucho mejor que hace 10 años, en el caso de Babasónicos no es así. Ningún disco nuestro de los últimos es peor que los primeros.

-Sigues cantándole al amor, ¿siempre es bueno no?

-No sé si es bueno, a veces lo encuentras y a veces no. No escribo de lo que es bueno. No me interesa, escribo lo que me dicta mi imaginación y no reflexiono moralmente sobre eso. Me importa que sea de calidad, inspirado, que conmueva y tenga un mensaje trascendente.

-¿Qué distingue el sonido Babasónico en la escena actual?

-Nuestra obra tiene hambre. El hambre es el riesgo que uno toma por no conocer qué es lo bueno y lo malo. El día que puedas disimular tu hambre haces una obra relajada; yo nunca la he hecho. Reposada en la certeza de que algo está bien. Yo estoy siempre próximo a confundirme... o a confundir a los demás.

Nadie me puede criticar

-Las canciones tienen trascendencia...

-Encierran un sujeto trascendente, algo movilizador, un pequeño relato, una idea. Somos alquimistas que buscamos espacios para atrapar emociones y hacer temas. Es la suerte de este trabajo que no es tradicional. Yo no tengo jefes, no tengo horarios, soy un sirviente de mi imaginación y la obtengo sólo conectándome con el silencio. Ni siquiera sé si lo que escribo lo invento o es alguien que me lo dicta.

-¿Es ese el secreto de la identidad de la banda y su particular propuesta estética?

-Lo único personal es la mirada estética, la melodía es de todos, las palabras también. Esa selección arbitraria de la estética es parte de la identidad de Babasónicos. Me da lo mismo ser joven o viejo, yo hago música inspirada. No copio un estilo, no hago nada que esté de moda, son 24 años con la banda y nadie me puede criticar.

-¿Cuál es tu visión de la escena musical chilena?

-Conozco bandas, me llevo discos, pero para tener una opinión profunda hay que vivir acá. La música de un país es el producto cultural de una idiosincrasia medida a través de la influencia que ha tenido durante las generaciones.

-¿Cómo ves la realidad musical en el continente?

-Hay una tendencia al aburguesamiento en el rock internacional y también en algunas bandas latinoamericanas. Hay algunos grupos que sólo viven de su repertorio pasado. Si salen a tocar los Electrodomésticos, no sé cuántos discos hicieron ¿dos? Y bueno, van a tener que tocar lo de esa época. O Los Prisioneros, que deben necesariamente volver a tocar lo que hicieron antes.

-Una duda de carácter mundial, ¿cómo eligen sus trajes los Babasónicos?

-Tenemos vestuaristas. Babasónicos combina ropa de diseñadores muy raros del mundo. Piezas de distintos orígenes y vamos combinando para no repetir nunca los mismos trajes. Cada uno tiene su propuesta y en el conjunto emana la estética de la banda.

"Su huella es indeleble"sobre Gustavo Cerati:

En el show de Babasónicos en Santiago tocarán también Alex y Daniel y Kill Zero, la banda de Benito Cerati, hijo de Gustavo.

"Es un chico muy bueno, un gran talento", dice Adrián quien no esconde su lazo afectivo con la familia del ex líder de Soda Stereo. Claro que al momento de hablar de su actual estado de salud, es enfático en señalar, "Nosotros ni siquiera usamos la muerte de Gabo, por eso tratamos de no opinar de Gustavo. Lo único que puedo decir a nombre de la banda es que su legado es inmortal. Su huella en la historia es indeleble, es un pilar importantísimo de la música en Latinoamérica. Para mí, su obra vive".