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No permita que el amor de pareja se acabe

No permita que el amor de pareja se acabe

1.- Lectura Bíblica: 1 Pedro 1:22; Romanos 12:10; Proverbios 19:2, 3

2.- Objetivos:

2.1.- Que al término del Grupo Familiar los concurrentes comprendan que la relación de pareja se afianza y se construye cada día.

2.2.- Que al término del Grupo Familiar los concurrentes comprendan que el amar es una decisión firme, que tomamos en el corazón.

2.3.- Que al término del Grupo Familiar los concurrentes comprendan la necesidad de hacer un alto en el camino con frecuencia, evaluar errores y aplicar correctivos.

3.- Desarrollo del tema:

Nuestra relación matrimonial no se deteriora por culpa del cónyuge sino, generalmente, de parte nuestra. Esa es la verdad que no nos gusta asumir. Y lo más grave: Todo comienza porque dejamos morir el amor. Olvidamos que el sentimiento debe alimentarse cada día. Si está atravesando por una situación familiar así, es necesario que haga un alto en el camino y se decida a aplicar correctivos.

3.1.- El amor de pareja se alimenta cada día

Ya no amo a mi esposa. Quiero separarme.”. Ricardo lo dijo serio, impasible. La mañana estaba fría. El sol apenas se encumbraba perezoso en las montañas y la ciudad despertaba, como de costumbre, con el atafago de miles de personas presurosas rumbo a su trabajo. El joven ejecutivo no había podido conciliar el sueño después de su decisión. Esa fue la razón para encontrarnos tan de mañana en la oficina para beber con sorbos cortos, un cafecito tinto. “Siento que no puedo pasar un día más al lado de Claudia”, dijo.

La crisis llevaba un año. Las discusiones, no ponerse de acuerdo en aspectos elementales como el manejo de las finanzas y la educación de los hijos, fueron minando la relación. De las discusiones pasaron a las agresiones verbales hasta las dos ocasiones, aisladas, en las que llegaron a los ataques físicos mutuos.

¿Conoce casos así? Sin duda. Los protagonizan personas que de la noche a la mañana sienten que el amor se acabó.

Olvidan que mantener vivo el amor es un trabajo que demanda esfuerzo y compromiso diariamente. Y no es asunto de una sola persona sino de los dos componentes de la pareja. El amor se alimenta cada día. Se alimenta con la disposición del corazón. Se nutre con la valoración de lo positivo de la otra persona.

El autor, Stephen R. Covey, escribe:
“Cualquier matrimonio o familia con éxito requiere trabajo. No se da por accidente, es cuestión de logro. Requiere esfuerzo y sacrificio. Demanda saber que “en lo bueno y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, por todas los días de una vida; amar es un verbo para vivirlo.” (Stephen R. Covey. “Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas”. Editorial Grijalbo. 1988. México. Pg. 56)
Tenga presente que hoy y siempre es más difícil romper una relación que arreglarla. Todos a su alrededor se irán, pero jamás su familia que generalmente, lo acompañará. Amarlos, por tanto, parte de una decisión. Demanda tres elementos claves: Compromiso, esfuerzo y perseverancia. Alimentamos el amor diariamente peo al mismo tiempo lo afianzamos con armonía, disposición de diálogo, tolerancia y comprensión. Es lo que nos permite crecer cada día a nivel personal, espiritual y familiar.

El amor a nuestra familia, en la relación de pareja y con quienes nos rodean, debe constituir un distintivo de hombres y mujeres renovados en la fe, en su forma de pensar y de actuar. El apóstol Pedro escribió en el primer siglo: “Ahora ustedes, al obedecer al mensaje de la verdad, se han purificado para amar sinceramente a los hermanos. Así que deben amarse unos a otros con corazón puro y con todas sus fuerzas.” (1 Pedro 1:22. Versión Dios habla hoy)

Resulta valioso el énfasis que hace Pedro en las palabras amar sinceramente. Ese amor sincero toma forma en un corazón en el que le permitimos a Dios obrar.

El asunto lo explica mejor el apóstol Pablo cuando escribió a los creyentes de Roma: “Amaos de corazón unos a otros como hermanos y que cada uno aprecie a los otros más que a sí mismo.” (Romanos 12:10)

Amar es una decisión que va ligada de la mano con un imperativo. Y no podemos cargar sobre nuestros hombros la responsabilidad de haber dejado morir el matrimonio. La decisión de fortalecer la relación es suya y mía hoy.

No podría concluir sin contarle que Ricardo y Laura lograron restaurar su relación gracias a un compromiso mutuo.

3.2.- Debemos responder por nuestra obligación de prodigar amor a la pareja

Cuando las cosas andan mal en el hogar, cuando creemos no amar a nuestro cónyuge, el camino apropiado es hacer un alto y evaluar por qué razón nos encontramos así a nivel personal y como pareja.

La responsabilidad no es únicamente de nuestro esposo o esposa. Usted y yo tenemos nuestra cuota de responsabilidad. Y no es únicamente en el presente sino en la eternidad, delante de Dios. ¿Hemos tomado tiempo para examinarnos y determinar si estamos prodigando amor a la persona que Dios nos concedió para compartir la vida a su lado? Si descubrimos que algo se ha deteriorado, es tiempo de corregir.

La decisión de separarnos agrava las circunstancias, cualesquiera que sean y que hayan generando condiciones complejas en la relación familiar.

El único que nos brinda sabiduría y nos enseña el camino a seguir en cada situación es Dios. El rey Salomón lo describió así: “No es bueno actuar sin pensar; la prisa es madre del error. El tonto fracasa en todo, y luego dice: «¡Dios tiene la culpa!»” (Proverbios 19:2, 3) El Señor hace su parte, nos corresponde hacer la nuestra.

El autor y conferencista internacional, Stephen R. Covey, aconseja:
“Recuerde que, cada vez que construye su vida emocional sobre las debilidades de otros, está renunciando a su poder, es decir, a su capacidad de influir positivamente a costa de esas debilidades, y entonces su vida emocional es producto de cómo lo tratan. Se queda sin poder y faculta las debilidades de otros. Pero cuando se enfoca en influenciar positivamente a otros, construir confianza, incondicional, aumenta la capacidad de producir transformación entre las personas que le rodean.” (Stephen R. Covey. “Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas”. Editorial Grijalbo. 1988. México. Pg. 57)
La influencia que debemos ejercer en nuestra pareja debe ser no solamente positiva, sino avalada por nuestro ejemplo. Y en ese proceso, construir una relación sólida fundamentada en amor, es esencial. Y el amor no podemos permitir que termine sino avivarlo.

Lo aconsejable, en todos los casos, es que con frecuencia evaluemos la relación de pareja. Lo aconsejable es hacer un listado de nuestras actitudes y sentimientos, tanto positivos como negativos. Esa relación sin duda nos llevará a identificar en qué debemos cambiar.

Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que tome la decisión. Podemos asegurarle que tomados de la mano del Maestro podrá emprender el proceso de crecimiento personal, espiritual y familiar que tanto ha anhelado. Decídase hoy por Jesucristo.

4.- Preguntas para la discusión en grupo:

a.- ¿Por qué aseguramos que el amor se alimenta cada día?

b.- ¿Está de acuerdo con el hecho de aportar esfuerzo y dedicación a la construcción de una relación de pareja sólida?

c.- ¿Qué enseña 1 Pedro 1:22 que puede ser aplicado a la relación de pareja y a nivel familiar?

d.- ¿Qué significa para usted amar sinceramente?

e.- ¿Qué nos enseña Romanos 12:10 respecto al amor?

f.- ¿Qué debemos hacer cuando las cosas no andan bien a nivel de pareja y con la familia?

g.- ¿Qué aplicaría en su relación personal y familiar de la enseñanza que arroja Proverbios 19:2, 3?

5.- Oración al terminar el Grupo Familiar:

“Amado Dios, te damos gracias en este nuevo día por la posibilidad que tenemos de amarnos como pareja y de hacer nuestro mayor esfuerzo para construir nuestra relación, con amor, comprensión y tolerancia. Te pedimos que nos concedas la sabiduría necesaria para identificar cuanto estamos fallando y la forma apropiada— conforme a tu voluntad— para aplicar correctivos. En tus manos sometemos nuestro hogar. Amén”

Publicado en: Grupos Familiares


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