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CAZA
CAZA DE FAMILIA
Desde la sombra,
teje su red la soledad, perfecta,
alrededor de ese Alguien cuya biografa es Algo.
El Nombre,
faro de luz negra
el Nombre.
lobo atroz
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Yo tambin, me dije,
yo tambin puedo ser otro y no el desamparo,
este animal sin iglesia ni rosario.
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HUBO UN TIEMPO en que la apariencia era lo sagrado de las cosas. Por eso
nos
hicimos dao. Lanza en mano, nos buscamos. De casa en casa.
Mi corazn, fruto agrio por aquellos das, solo, en el gemido de la tiniebla.
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Tu hora y la ma
son relojes gemelos.
Camino y lloro,
he aqu estas dos verdades,
lo dems,
lo que sobra,
es un soplido
una lgrima devuelta
a su inabarcable mar de tristeza.
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EL PUNTO es un refugio.
(Ah vive el aturdido escriba),
muslos suaves
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Otro:
AMOR
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GRITAMOS
Desgargantados
nos ofendemos
En nuestro enojo
somos el resuello que azota los rboles
estruendo nada ms de mirarnos en el aire turbio
pulmones agrios
escupitajos
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As
los hijos matan al padre ya librados de la noche. Cadver.
Y la tierra vuelve a su centro.
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ODIOS
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PRLOGO
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I
para Roxana Elvridge-Thomas
El ojo
slo est enfermo,
nublado por un tiempo.
muere la neblina
y lo difuso del paisaje.
As el corazn,
en ese ciego impulso
tambin sabe detener el galope
y entender el brillo de los cuerpos
an en lo ms oscuro de la entraa.
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II
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III
No hay nada
que no pueda ser tocado por la ofensa.
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IV
Es el rencor la cicatriz,
la herida gana terreno en la memoria
mientras el olfato percibe un extrao aroma a trigo
quemado.
Quin olvida a su verdugo?
Quin puede olvidar el portentoso aguijn del que nos agrede?
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Pureza negra?
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II
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III
A diario
en tus dientes
el minuto reza
por que llegue la hora violenta.
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IV
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ATRIOS
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Algo
o alguien
est odindonos,
aqu mismo;
de lo contrario
no se explica este sufrimiento.
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II
Piensas en el lago,
en su orilla,
y no concibes que una piedra
pueda alterar su quietud.
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III
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IV
Tuyo es mi odio,
Tuya es esa lgrima que ahoga desde los ojos hasta los puertos.
Tuyos son el vientre del volcn
y el beso de la alabarda en el cuello.
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II
Su poder:
corona de crtalos
se arrodilla
para besar los pies de su efigie omnipotente.
Libre de veneno
su lengua jur amor,
la eternidad del latido
en el corazn de los dioses.
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III
Nadie vence,
nadie vence en esta guerra,
no hay contrincante en el abrazo,
slo dos amantes que se hieren a voces.
Despus,
estar solo.
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ASUNCIN
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II
me hinco,
y desde el suelo
elevo mi odio
elevo mi amor
y son verdaderos.
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III
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IV
La luz
demuestra que s puede ignorarme,
sus garras me esquivan.
Quiere la luz decirme t no existes.
inevitables
manchan la semilla.
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Y no s responder.
Y blasfemo.
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VI
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VII
Am de ti la carne,
esa prisa interna
que nos hace amar a cualquier precio.
Pero tambin am de ti
la forma afilada de la ua en tu caricia,
am la piedra del pecado
y la burla de tus gestos.
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VIII
Mi destino:
plato vaco,
la puerta abierta.
No la vergenza,
no la culpa
y no el arrepentimiento que arrastran los muertos hasta la
tumba.
La navaja es mi palabra
y me hablo de frente para irme en gajos.
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IX
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XI
Levant mi furia
y la derram sobre el mundo,
fue mi frente
testigo de la tormenta
y nunca ped el perdn que se les otorga a los heridos.
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Vencedor y vencido,
soy un hurfano
que bajo el yugo de los nombres
se corta la cabeza.
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XII
Es cierto,
el nufrago ambiciona el mar entero en sus pulmones
Ser de agua
lavar su pena
y su pecado
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Quien proviene del amor proviene del odio,
y el camino entre ambos infiernos no es extenso.
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