Tu hijo camina de puntillas

Lo que puedes notar

La mayoría de los niños caminan de puntillas ocasionalmente, cuando aprenden a caminar sujetándose a algo para llegar de un punto a otro, sobre todo si caminan sobre el piso sin alfombrar. Algunos niños continúan haciéndolo por diversión (las niñas de corta edad que son fanáticas de las hadas y princesas son más dadas a hacerlo).

Pero si tu hijo camina de puntillas “la mayor parte del tiempo, o si parece que no puede soportar su peso sobre el pie plano, es motivo de preocupación”, asegura el Dr. Andrew Adesman.

Por lo general no hay problemas hasta los dos años, y frecuentemente los niños que caminan de puntillas por gusto lo dejan de hacer con el tiempo. Sin embargo, asegúrate de consultar al médico de tu hijo si:

• Camina de puntillas la mayor parte del tiempo
• Tiene músculos tiesos
• Le falta coordinación
• Camina de forma rara y tropieza
• Camina como hacen los patos
• Tienen retraso en las habilidades motoras finas (por ejemplo no se puede abotonar)
• Parece que no puede sostener su peso si apoya el pie completo
• Pierde habilidades motoras que ya tenía.

Cuál es la causa

Si tu hijo siempre camina de puntillas, es posible que tenga un problema físico, como un tendón de Aquiles corto que le impide apoyar todo el pie en el piso, limitando el movimiento del tobillo. Pero caminar siempre sobre las puntas de los pies suele indicar más bien un problema motor.

El más común de ellos es la parálisis cerebral, cuya manifestación más frecuente es la “diaplejía”, una condición que afecta a la parte inferior del cuerpo y es la forma más usual de parálisis cerebral en niños prematuros. Muchos bebés prematuros experimentan hemorragia cerebral que daña la parte del cerebro que controla el movimiento. Otras veces una infección en la madre o el bebé durante el embarazo puede dañar el tejido cerebral causando parálisis cerebral. Y algunas veces los niños prematuros desarrollan una condición llamada leukomalacia preiventricular que daña los nervios del cerebro que controlan el movimiento.

Si éste es el caso, tu hijo camina de puntillas porque sus tendones de Aquiles y sus músculos gemelares están demasiado tensos, lo cual significa que su talón está tirando hacia arriba y los dedos tiran hacia abajo.

Si el médico de tu hijo elimina la posibilidad de la parálisis cerebral y de otros problemas físicos, si su tono muscular está bien y tiene buena movilidad en el tobillo, entonces seguramente le diagnosticarán un trastorno idiopático.

Este trastorno puede estar asociado con retrasos en el habla y con ciertas formas de autismo, de modo que es importante verificar que tu hijo no tiene otros problemas de comunicación o socialización. No estaría de más que pidas una evaluación de su desarrollo para estar segura.

Lo que tu doctor puede recomendar

Si tu hijo tiene un problema físico como un talón de Aquiles corto, el tratamiento comenzaría con un programa de estiramiento y una ortesis del pie y del tobillo, un soporte ortopédico ligero que se coloca en la parte posterior de la pierna y mantiene el pie en un ángulo de 90 grados respecto a ésta. Tu hijo deberá llevar el soporte día y noche hasta que se resuelva el problema, aunque se lo puedes quitar para bañarlo o practicar actividades musculares para reforzar los tendones.

A veces se usa un sistema de escayolas para estirar y alargar el tendón, y aumentar el movimiento del tobillo, pero, según la terapeuta Gay Girolami, este sistema "es algo pasivo y se ven mayores progresos con terapias que implican movimiento”.

Además, a diferencia de los soportes ortopédicos mencionados anteriormente, las escayolas no se pueden quitar y poner a voluntad. En casos muy especiales es posible que se recomiende una cirugía.

Si el problema no es físico sino más bien es un caso de parálisis cerebral o autismo, su terapia tratará ese problema. Una evaluación de su desarrollo es el primer paso para establecer qué tipo de tratamiento requiere.