CULTURA

Cimbran recortes al INAH

Silvia Isabel Gámez y Yanireth Israde

(02 febrero 2016) .-00:00 hrs

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La petición del secretario técnico del INAH, Diego Prieto, fue clara: "Vamos haciendo un ejercicio de autocontención antes de que nos autocontengan".

El exhorto tuvo lugar el 26 de enero en una reunión con investigadores del Instituto, donde les informó de una reducción del 20 por ciento al presupuesto de 2016 que los obligará a hacer ajustes en la misma proporción.

En el audio del encuentro, sostenido en la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS), Prieto advirtió sobre dos realidades: una disminución de casi 200 millones de pesos en el presupuesto del organismo en 2016 -que según el PEF ascenderá a 3 mil 720 millones de pesos-, al que se agrega un déficit de 76 millones en el monto recibido en 2015 para proyectos de investigación.

Abordada el miércoles, la directora del INAH, Teresa Franco, admitió la reducción sin aclarar cómo repercutirá en el trabajo del Instituto.

"Hay una disminución en el presupuesto de la investigación, eso es todo, equivalente al recorte que teníamos en la Cámara de Diputados", respondió.

¿Entonces no hay recorte?
-No se trata de eso, sino de que tenemos menos recursos.

En la reunión de la DEAS, ante los investigadores que manifestaron confusión, angustia y descontento por la escasa información que han recibido, Prieto fue más específico al señalar que corresponde a las autoridades del INAH "hacer la tarea": tomar decisiones para ajustar un presupuesto que destina el 85 por ciento de los recursos al pago de servicios personales.

De ese número, dijo, el 70 por ciento corresponde al salario de trabajadores de base. "El dinero restante tiene que ver con el personal contratado de manera eventual y por proyectos".

Sobre este último grupo, conocido como los "indocumentados" del INAH, pesa la inestabilidad laboral. Los despidos comenzaron en diciembre, tras una primera instrucción de Franco de disminuir el personal eventual que no participara en labores sustantivas.

"Son medidas", dijo Prieto, "que se tuvieron que tomar con funcionarios y empleados que no eran indispensables, que estaban en áreas administrativas".

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Los números de desempleados crecen cada día: 4 en la Fonoteca, 8 en el Centro INAH Quintana Roo y 15 en el de Campeche, 5 en la secretaría técnica.

"No tenemos contabilizado el número de despedidos, pero en los centros INAH están quitando la mitad del personal. Lo que está diciendo Prieto no es lo que está ocurriendo. La realidad es otra", asegura Leticia Ruano, del Movimiento Nacional de Basificación del INAH, que desde 2008 pugna por mejorar las condiciones del "inframundo" laboral del organismo.

Ruano cuenta que han recibido varias denuncias de trabajadores contratados por proyecto, que forman el capítulo 1000, a quienes se les ha notificado que deberán darse de alta en el capítulo 3000 como prestadores de servicios generales, cobrando por honorarios. Además, su sueldo oscila entre 3 mil y 5 mil pesos mensuales y será reducido en 20 por ciento.

El área de investigación desde hace años no tiene plazas nuevas, apunta Bolfy Cottom, ex secretario técnico del organismo. "Pedirle una reducción en los diferentes capítulos es letal, porque se le exige cada año, por ejemplo, abrir zonas de monumentos arqueológicos. Eso significa disponer de personal e implica también restauración, investigación, custodia... Entonces, la reducción es matar al INAH, porque muchas de las funciones se desarrollan con personal eventual".

En contraste, indica, la parte administrativa reporta un crecimiento desproporcionado: "Está poniéndose en un serio predicamento el cumplimiento de las obligaciones del Instituto".

Desde 2010 no se abren nuevas plazas de trabajo, y las que se liberan permanecen congeladas, señala Ruano, quien laboró en la Dirección de Estudios Históricos. El número de trabajadores por proyectos específicos y eventuales, asimilados al salario o salarios compactados, honorarios y de apoyo a confianza supera los 2 mil, calcula, e incluye ayudantes de investigación, maestros, restauradores, custodios, profesores, choferes...

"Mañosamente, el INAH da contratos cortos (de 5 meses y medio; pasan 15 días y te vuelven a contratar) para no generar antigüedad ni derechos. Hay compañeros que tienen más de 20 años trabajando así. Están en edad de jubilarse y no tienen ni seguridad social".

Con la creación de la Secretaría de Cultura, la situación de los trabajadores se ha vuelto crítica, alerta, ya que anteriormente no se había dado este número de despidos.

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El personal del INAH recibió el 26 de enero una circular que informa de la reducción presupuestal del 20 por ciento, ajuste que debe reflejarse en los proyectos de trabajo. El documento lo firman Prieto y Víctor Augusto Armenta, secretario administrativo.

Ese mismo día, en la reunión de la DEAS, el secretario técnico del Instituto apremió al registro de los proyectos antes de que terminara enero para garantizar el sueldo de los empleados. De otro modo, no serían autorizados pagos retroactivos al personal.

"La coordinación nacional de Recursos Financieros nos dijo que necesitaban tres días para procesar mil 448 proyectos. No todos tienen capítulo 1000, pero la mayoría sí", señaló Prieto.

Uno de los investigadores presentes advirtió: "Temo que por la urgencia de pagarles a los compañeros, subamos nuestros proyectos y al final nos digan que los contratados pasan al capítulo 3000. No queremos ser cómplices de que se les trate de esa manera".

El ajuste tendrá consecuencias en proyectos de investigación sobre todo en el trabajo de campo, previno un arqueólogo, pues, aun cuando se logre mantener al personal, deberán restarse recursos a viáticos o insumos.

"En contratos de adjudicación, el único que no va a disminuir es el seguro de gastos médicos (de 12 millones de pesos)", precisó Prieto, "pero vi disminuciones sensibles (de hasta 40 por ciento) en contratos de vigilancia, limpieza, fumigación, jardinería, mantenimiento...".

La reducción en infraestructura se estimó en la mitad. "Por supuesto, esto va a significar continuar con un rezago terrible en cómo están nuestros museos", reconoció. "No estamos en un lecho de rosas, sino en una situación emergente".