El expolio de nuestro patrimonio y de nuestra historia más reciente


El expolio de nuestro patrimonio y de nuestra historia más reciente: “Las fortificaciones de las costa del Estrecho Tarifa–Guadalmesí”

Torre de Guadalmesí

Luis A. García Bravo. Hoy, cuando todo parece estar en calma y el mar abierto del Estrecho dejó de rugir embravecido, por el temporal de levante, cuando la luz del sol que se refleja en las costas de África se mezcla con la luz de nuestras costas, para dejar entrever un cielo azul profundo, al que parece que le hubieran colocado un filtro polarizador, cuando el verde de los montes cercanos se torna en verde esperanza…

Yo camino junto a ese mar y bajo ese azul del cielo por el sendero que bordea la costa. Las construcciones militares que lo rodean, a ambos lados, forman parte de ese gran patrimonio de nuestra historia más reciente. Fueron las obras de fortificación del Estrecho y tienen una gran importancia, significación e historia al haberse realizado con mano de obra de prisioneros republicanos, que fueron condenados por el régimen impuesto a integrarse en batallones disciplinarios de trabajadores, durante los años 1939 a 1943, en esta zona del Campo de Gibraltar.

Fueron ellos, los prisioneros republicanos, quienes durante esos años malvivieron aquí entre hormigón, tierra, piedras y hierros, aislados del mundo y superviviendo en un contexto de hambre, hacinamiento, ausencia de higiene, enfermedad, todo tipo de epidemias, malos tratos, que llevaron a muchos hasta la muerte.

Su único delito fue el de pensar de forma diferente, amar la libertad y defender el poder legalmente establecido, la República.

Hoy, cuando después de algún tiempo de mi última visita a estos lugares decidí  volver y hacer el mismo recorrido, no he podido dar crédito a lo que veían mis ojos. Yo conocí este patrimonio histórico de fortificaciones y caminos nada más haberse hecho su entrega por parte del ejército a las administraciones civiles. Usando el símil militar lo entregaron “en perfecto estado de revista”, y ahora no podía creer que todo aquello estuviera en el estado actual en que se encuentra.

Andaba por el camino y solo veía destrucción, desmanes, expolios sin control y una total dejación por arte de las administraciones, un abandono de lo que es parte del patrimonio de nuestra historia. No llego aún a comprender qué lleva al ser humano a destruir de esa forma parte de lo que es su historia y mucho menos puedo llegar a comprender cómo la administración mira para otro lado. He comparado cómo en otras comunidades de esta nuestra España cuidan y ponen en valor su patrimonio histórico. He recorrido lugares donde un patrimonio similar también formó parte de esa etapa de nuestra historia y lo conservan con orgullo y lo enseñan al visitante, y lo han puesto en valor.

Parece y da la sensación de que al Gobierno Andaluz no le importase lo más mínimo lo que está pasando con este patrimonio nuestro, que forma parte de nuestra historia y que costó tantas vidas de españoles. Parece como si quisiera poner también, como lo hizo el régimen franquista, una losa de olvido en esta parte de nuestra historia.

Conforme seguía andando me fui fijando en el estado en que está actualmente la carretera y pregunté si tal estado habría sido originado por temporales y lluvias, pero las respuestas fueron que tras tanto abandono sin lugar a dudas las aguas también han tenido algo que ver, pero en lo que ni los temporales ni las aguas tenían que ver es en los expolios de martillazos, abandono y todo vale. Somos los seres humanos, amparados por la dejadez de la administración, los culpables.

Es entonces ante tanta sin razón y dejadez cuando a uno se le vienen los malos pensamientos y uno se pregunta si no será todo este abandono el que esté de por medio o exista una de esas mentes privilegiadas, que suele haber en este nuestro querido país, que ya esté maquinando el que se destruya todo para poder dar algún empleo a la zona y dado el lugar tan privilegiado comiencen algún día no muy lejano a aparecer grandes chalets, hoteles, etc. Y así desaparezca el patrimonio histórico militar de esa zona. El único interés de esas mentes privilegiadas es el de hacerse cada vez más ricos, con algún que otro cómplice de los que también suelen existir y que gracias a ellos terminan colocándose medallas y cargos. Claro que estos pensamientos tan malévolos solo son suposiciones o quizás producto de la impotencia y la rabia que sentimos quienes de verdad amamos a nuestro país y su historia con sus pros y sus contras.

Espero que los ciudadanos y ciudadanas cuando visiten este lugar o vean las imágenes se indignen tanto como cuando, con toda la razón del mundo, ven en las televisiones cómo destruyen a mazazos el patrimonio histórico en otros países allende los mares y valoren que no hay que irse tan lejos para saber que en un lugar de Andalucía se está destruyendo un patrimonio histórico de igual forma.

Por eso hoy, a pesar de la calma reinante en este lugar, yo grito ¡basta ya!

“NUNCA PODRÉIS BORRAR NUESTRA HISTORIA, AUNQUE OS HAYÁIS CONVERTIDO EN CÓMPLICES.

Por eso grito a ustedes, y nada más que a ustedes, ¡basta ya de más impunidad, de mirar hacia otro lado, de ser cómplices en el silencio, y dejad de una puñetera vez que surja la Verdad, la Justicia y la Reparación; no sigáis ahí a oscuras y agazapados sin intervenir y en el silencio!

Porque un pueblo que no conoce toda su historia seguirá estando encadenado y esclavizado al silencio, al miedo, y volverá a ser avasallado.

García Bravo