juan a secas. entrevista exclusiva

"A mí el puchero me da hasta fatiga"

Juan rompe su silencio y concede una entrevista a Diario del Carnaval después de deshacerse por unos minutos del férreo marcaje del pesao del Selu. El personaje del año se encuentra abrumado por la fama, él que no es hombre dado a la algarabía. Confiesa que esto le ha venido grande.

-¿Qué hace un hombre como usted metido en este fregao?

-No me hable. Ha sido por no decirle que no al Selu, con lo pesao que es. Estaba cortito de ideas y se ha aprovechado de mí. Una gracia.

-¿Esperaba usted tanta repercusión?

-Qué va, hombre. Si me lo llego a oler, le digo que no.

-Es usted un fenómeno viral en las redes sociales. Lo sabe, ¿no?

-¿En?

-En internet, digo.

-Ni idea. Lo más moderno que tengo en mi casa es un transistor que me trajeron de Ceuta.

-Su cara está ya hasta en las galletas de una confitería.

-Eso me han dicho. Yo hubiera preferido ver mi cara en un cortadillo de cidra, pero bueno.

-Será para usted un orgullo, ¿no?

-Yo lo que quiero es que me dejen tranquilo. Y pasar desapercibido. Pero estoy viendo que no puede ser.

-¿Cuántos selfies lleva ya hechos?

-¿En?

-Fotos.

-Ojú. Eso lo llevo fatal. En mi casa tengo una sola foto, con el mapa de España detrás, que me hice en el colegio cuando chico. Me la hizo Dubois. Qué coñazo la gente con las fotos. Parezco un rey mago de Galerías Preciados.

-Qué antiguo, Juan.

-Más antiguo que una excursión al Tivoli.

-¿Qué sintió cuando se equivocó la chirigota?

-Una gran alegría.

-¿Y eso?

-Hombre... yo me dije pa mí 'oleeee, ya no vamos a la final y puedo acostarme ese día tempranito'. Pero no ha habido suerte. A la final por huevos.

-Y encima cantan casi al final.

-Encima. Yo se lo he dicho al Selu. Me acuesto y me pongo el reloj a las seis y media de la mañana y tiro pal Falla. Paso de estar toda la noche en una peña aguantando a los pesaos estos.

-No diga usted eso. Si le quieren mucho. ¡Qué te quiero Juan!, le dicen.

-Falserío. Na más que me quieren pa ganar dinero. Ya te diré yo a ti cuando se acaben los contratos.

-Pero usted mangará, ¿no?

-Ome claro. Los tengo agarrados por los... en fin. Que si me planto no van a ninguna parte. He negociado bien las condiciones. Vamos, que los he chantajeado.

-Le echaron la culpa del fallo.

-No me hable, que estoy negro. Son muy torpes, joé. Qué culpa tengo yo de eso. Pero tuve que hacer el paripé para que las criaturas salvaran el pellejo. Si es que no se puede ser tan bueno.

-Le voy a poner en un aprieto. ¿Quién tiene la custodia de Juan?, ¿los artesanos o la chirigota?

-La custodia la tiene el obispo, para el Corpus.

-Se moja usted menos que el Troy.

-Po no me pregunte.

-Para finalizar, una pregunta obligada. ¿A ti te gusta el puchero, Juan?

-Me da fatiga. Soy más de tortilla liá por las noches.

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