Héroes y villanos



Blanco o negro, arriba o abajo, guapo o feo, alegre o triste, esperanza o desesperanza, frío o calor, chicas altas, chicos bajos, novelas o panfletos, avanzar o andar hacia atrás como los cangrejos... listo o tonto... el Bien y el Mal...
Los tíos de ahí arriba, punkarras del paraíso cubano, armados con guitarras sujetas mediante pedazos de celofán, grabados en súper8 y con mezcladora de pista y tres cuartos, forman un grupo del que creo haber hablado alguna vez anteriormente, aunque no estoy demasiado seguro. He intentando dar una vuelta por el archivo pero he desistido al poco, perdido entre informes desorganizados, bordeando el caos. Resumo en dos líneas: cuatro parias nacidos en Cuba, cierta gracia con la guitarra, letras desvergonzadas en una tierra regida por una Dictadura que se enfada y los encierra, y salen para cantar con más irreverencia las miserias de la Dictadura, que vuelve a enfadarse y los mete presos... y así, de penal en penal, no más hambrientos que los demás presos de la cárcel enorme que es la isla cubana, transcurre la carrera artística del grupo, ajenos a la MTV, la alfombra roja y las toneladas de droga barata que disfrutan sus compañeros de gremio allá fuera, en el Occidente civilizado tan nuestro, teatro de sueños donde los haya.
Señores,
Porno para Ricardo... unos villanos para el Régimen, corruptores de conciencias.
La cruz del reverso de la moneda... valía hecha cuerpo... tiene jeta de Margallo, Ministro de Exteriores del Reino de lo que queda de España, quien, ni corto ni perezoso, ha emprendido viaje a la Española para reunirse con el carcelero Fidel, original o copia, y rendir pleitesía ante la tiranía isleña, demostrando una vez más que la palabra del Gobierno de Mariano Rajoy, el Iluminado, vale menos que el cagarro más acuoso del peor perro callejero que se arrastre por el Callejón de Espada.
Menos valor tiene tu palabra, Margallo.
El Ejército de los 12 Monos no olvida los aspavientos que hacía el Partido Popular, capital Bulgaria, cuando quien ocupaba tan deshonrado cargo era otro gran maestro de la estrategia, de nombre Moratinos, el políglota, eterno defensor de los alumnos aventajados del progresista "socialismo del s.XX, o ¡muerte!", ya campearan estos en el presidio hecho isla, el revolucionario "coño sur bolivariano" o en pleno Oriente Próximo, tierra queridísima para el nefasto diplomático español con nivel C en lingala.
Pero como a perro flaco todo son pulgas, no hay coplilla de nuestro refranero que no se tenga que cumplir, así que otros vendrán que bueno te harán... y la burra nos parió a Margallo, para quien la situación en la isla ha cambiado a ojos vista, sobretodo desde el accidente de Oswaldo Payá y la consiguiente chapuza, primera de muchas a los ojos de cualquier español que desee libertad para sus hermanos cubanos.
Parece ser que nosotros, meros Monos, estábamos equivocados y nuestro ojos son víctimas de un encantamiento: no era esperpento sino virtud supina a ojos del Gabinete del Dr. Mariano aquel episodio funesto, prólogo de una serie de "cambios" invisibles a nuestra percepción, pero bien reales para los clínicos ojos de la podredumbre moral que nos gobierna. Difusas quedan las cárceles políticas, las madres lloronas, los estómagos acartonados y el pasatiempo de la prostitución. Los nuevos vientos arrasaron las turbias palabras de antaño, vacías, ya fueran dichas en algún dialecto tribal o en perfecto español de escuadra y cartabón. Los hermanos verde oliva ya no son dictadorzuelos multimillonarios, la población no padece opresión y en las tómbolas del Malecón, por medio peso, puede tocarte incluso un pasaporte. Pasó el tiempo de las mamandurrias que tanto importunan a nuestro iluminado monclovita; llegó la Era de la Nada, y la economía... que lo es todo, niña mía de las chuches... sobretodo este año de precampaña, tiempo fastuoso en el que no debe despreciarse ni el más mínimo aporte del contubernio empresarial que hace negocio disfrazando de complejo hotelero lo que siempre fue rudimentario burdel con altísimas columnas de mármol.
Cuba es libre... Gorki y los suyos, villanos, y Margallo, un valiente.
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