Ford, el niño que se refugió entre libros del calor de Mississippi

Graciela M. Camporro OVIEDO

CULTURA

Richard Ford.Richard Ford
Richard Ford

El escritor hace un repaso de las novelas que más le han influido en un encuentro con el personal bibliotecario de la región

19 oct 2016 . Actualizado a las 20:58 h.

«Soy un niño de biblioteca». Así comenzaba Richard Ford su encuentro con el personal de las bibliotecas del Principado, a las que ha agradecido la labor que desempeñan día a día. Cercano y alegre, el premio Princesa de Asturias de las Letras ha hecho un recorrido sobre los libros que más han podido marcarle y ha compartido sus impresiones con el público asistente. Títulos que no solo le han influido por su estructura o contenido, sino que también lo han hecho como lector: «No leo como un estudiante universitario que piensa en el tema o en los símbolos. Leo como si yo estuviese escribiendo esas palabras».

Puntual como buen sureño, el premio Princesa de Asturias llegó a pie, y de la mano de su mujer Kristina, a la biblioteca Pérez de Ayala de Oviedo. Allí le esperaban decenas de bibliotecarias que esperaban ansiosas la llegada del escritor estadounidense. Como moderadora se encontraba una invitada de excepción: la escritora Ángeles Caso. La ganadora del Planeta debía acudir este miércoles a Murcia, pero aún así ha preferido estar al lado de uno de sus referentes literarios. Durante una hora, el premio Pulitzer ha hecho un recorrido por cuatro de los títulos que más le han influido. «Nunca sé decir cuál es mi libro favorito porque no hay ninguno mejor que otro. Lo que prefiero pensar es que los libros buenos son con los que tengo relación», afirma el escritor. El autor ha recordado que cuando tenía ocho años, su madre lo llevaba a la biblioteca y lo dejaba allí durante toda la tarde para hacer frente al calor de Mississipi.  

La primera novela que ha repasado ha sido El Cinéfilo, de Walker Percy. Con este libro reconoce que tiene una relación especial, ya que lo leyó en el mismo lugar donde está ubicada la acción: Nueva Orleans. De él dice que es un libro gentil, humorístico y serio a la vez, algo que le ha influido enormemente a la hora de coger la pluma. «Si voy a escribir libros buenos tienen que tener ambas cosas: lo alegre y lo serio», señala. Percy narró esta historia en presente, ya que aseguraba que «si vives en el presente, vives en la eternidad», un hecho que hizo a Ford querer vivir en la eternidad. El Cinéfilo define además la experiencia humana para la que no hay explicación. «Me gustan los libros que dan nombre a lo que no tiene nombre», argumenta.

Quizás Años Luz ha marcado al escritor estadounidense, no solo por la estructura de la historia del matrimonio de los Berland, sino por la amistad que le unía a James Salter, autor de la novela. Dice de ella que no tiene trama, pero que sí posee «las mejores frases escritas en inglés». Esas frases dan sentencias y establecen autoridad a lo largo de sus páginas. «Cuando nos gusta la novela es cuando toman control sobre nosotros. Son piezas de artificio», apunta.

Richard Ford destaca también La Casa en París, de Elisabeth Bowen, considerada una de las novelas cumbres de la narrativa inglesa tras las de Virginia Woolf y Edward Morgan Forster. Narra la historia de dos niños, extraños entre sí, que se conocen en una casa de la capital francesa. Es allí donde entablan varias conversaciones «improbables para su edad», según comenta el escritor. «Las premisas inusuales que se tratan hacen a un libro bueno porque convierten lo inusual en importante», señala Ford.

Por último, el premio Princesa de Asturias ha querido repasar la novela de su gran amigo John Banville, El Intocable. Basada en la historia del británico Anthony Blunt, la trama gira en torno a un espía y su caída en desgracia. «Lo mejor es que Banville no aborda ese tema, la desgracia en la que cae el protagonista», comenta Ford.

El Richard Ford más cercano

Se ha mostrado cercano y alegre durante todo el encuentro. Una vez finalizado el repaso, se abrió el turno de preguntas en el que los allí presentes pudieron interactuar con el escritor. El estadounidense asegura que la lectura ayuda a la personas a no sentirse solas y ha destacado la frase de su amigo James Salter que un día llego a decir que «la vida llega a un final, pero la literatura perdura». También comenta que su primer pensamiento es escribir una buena frase y posteriormente piensa en las consecuencias que puede tener.

Por su parte, los presentes se han mostrado encantados con la presencia del aclamado escritor. Todos ellos destacan la cercanía del autor y agradecen la oportunidad que les ha brindado la Fundación Princesa de Asturias. «Es la primera vez que los bibliotecarios estamos en contacto con los autores galardonados. Me ha parecido increíble y espero que puedan repetirla», apunta Esther Martínez, bibliotecaria de Las Regueras.