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2015 Trasiego vesperal

Bienvenidos al Libro… un click en la imagen para acceder a la obra

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Trasiego con café de olla 

José Barrera Castañeda

Don Luis me llevé apenas una tarde en leer sus espléndidos relatos, pero puedo tardarme toda una vida en olvidarlos. Usted como siempre despertando la conciencia de sus lectores, para señalar la compleja realidad de la condición humana, esa que sólo se percibe en su completa dimensión, cuando desnudamos el texto en su alegoría, en su metáfora, en la intención del narrador, de mostrar la razón interior que fundamenta la verdad oculta de la acción que se relata.

Entre sorbo y sorbo de café, seguí atento la secuencia de cada uno de los textos que conforman su presente en vías de ser acuñado, y le puedo asegurar que tuve el sentimiento de estar en la íntima presencia de un extraordinario narrador no valorado a plenitud.

El oficio de escritor paradójicamente a veces nos vuelve solitarios, abandonados a la suerte de ser una voz que clama en el desierto. Trágicamente para todos, la cultura de leer en México, responde más a la publicidad bajo criterios institucionales, que a la búsqueda intencional del escritor genuino, original, sapiente, elegante, como es el caso suyo.

Don Luis no se pregunte de donde viene el viento, pues Usted lo sabe como yo, que el viento viene del mar abierto navegado, donde guiamos nuestra barca, llega con el olor de cada puerto visitado, los de Usted siguiendo el faro, en la búsqueda incesante del sustantivo y el verbo para ofrecer las noticias en pulcra prosa.

El viento Don Luis, sopla como remolino de días y horas, que se fue formando en la distancia del tiempo que sumaron nuestros años; llega indicando el rumbo donde fuimos peregrinos, viene del recuerdo que guardamos de los seres más cercanos que nos dieron hospedaje en su corazón y de aquellos que fueron compañeros y testigos de nuestro paso por la tierra; sí, Don Luis, el viento viene de la memoria que ventila nuestro invierno con aroma de nostalgia, esa que perfuma las distancias tan distintas y tan nuestras, que como niebla imperceptible que se impregna en la conciencia, fuimos recogiendo en cada bifurcación de los horizontes alcanzados en los muchos avatares del destino.

Cada charla, cada experiencia, cada paisaje del solar de nuestro entorno personal, se fueron sumando en la conciencia como soplo, como brisa en verano, que en Usted ahora se han convertido en vendaval de primaveras y de otoños narrados en soberbio torbellino literario.

Al final de esta travesía de campesinos donde sembramos la vida, Usted cosechó en abundancia para sí mismo y para otros, razones y conceptos claros, historias ciertas y verdades trascendentes, cultivó la palabra como semilla prodigiosa que alimenta el espíritu, que cautiva, que conmueve; pero humildemente a pesar de tanto fruto producido, sólo atina a decir de sí mismo “Aquí está el fruto de los pepenadores, los últimos que pasaron aquí, vienen desde aquella lejanía, en los años y en los afectos que iluminaron la infancia”

Don Luis usted encontró a “Los juglares en el Camino” y se dio cuenta que “Pedrito” cantaba lo mismo que usted escribe con pasión y pulcritud; ambos decires cada uno a su modo, refieren la misma esencia de identidad de patria que nos nutre: “aquello que nace del pueblo, se rebulló en su sangre, latió en su alma, removió su sentimiento, fue huracán de pasión o deliquio de amor”, como atinadamente lo dice, analizando y valorando ese otro caudal filosófico del sabio cavilar del pueblo, acuñado en profundas verdades que se cantan.

Qué magnífico cuento Don Luis, me pareció hasta breve.

En su “Trasiego Vesperal” hay testimonios verdaderamente luminosos por la verdad que arrojan de aquella guerra por defender el derecho de actuar, según la forma de pensar que nos dicta la conciencia. Después de “Demetrio” de Don Mariano Azuela, personaje central en “Los de Abajo”, no había encontrado otros testimonios tan genuinos como los que Usted aquí presenta. Una cosa es lo que dice la historia oficial o popularmente aceptada y otra muy distinta es lo que verdaderamente ocurrió. “Los Amarrados de Jalpa” es a mi juicio el texto más genuino y transparente que relata desde dentro “La Cristiada”, superior aun al otro suyo del “Padre Pedro”. “Los Amarrados de Jalpa” como texto narrativo y como testimonio, es un prodigio literario en su construcción, en el manejo del lenguaje que utiliza, en la extensión, pero sobre todo, como hecho histórico que ilustra; muestra con detalle el entorno sociocultural de la época, describe apropiadamente la topografía y las formas regionales del hablar, ser y pensar en secuencia de estampas narradas con naturalidad, exactitud, fluidez, elegancia y verdad.

Para ir a la obra completa dar un clic en la portada superior….

Para mas información sobre esta obra favor de escribirnos o de dirigir sus comentarios a Luis Sandoval Godoy en Guadalajara, Jalisco México.

Para hacer contacto con el autor Luis Sandoval Godoy:

  • Luis Sandoval Godoy
  • Garibaldi No. 218
  • Col. Centro C.P. 44270
  • Guadalajara, Jalisco.
  • Teléfono:   (52)(33)  3613-9090
  • Email directo: rinconesyrinconadas@hotmail.com 
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