Un madrileño en la corte del rey Arturo

Fuenlabrada

Son más de una treintena de componentes en la región (algunos de ellos provienen de localidades como Parla, Valdemoro o Fuenlabrada), 26 de ellos “armados”, que en el argot se refiere a los que tienen el equipamiento (tanto defensivo como ofensivo) necesario para poder combatir. Su precio puede acercarse a los dos mil euros.

También hay dos mujeres, que además consiguieron la medalla de bronce para España en el último mundial IMCF celebrado a los pies del imponente castillo de Malbork en Polonia.

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La recreación histórica de batallas y combates medievales ha enganchado a miles de personas en todo el mundo, desde que hace un cuarto de siglo se desarrollará en Rusia, que es el país que más clubes tiene y dinero destina a esta práctica. Cada año se organizan dos competiciones a nivel internacional (‘Battle of the nations’ y IMCF).

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Las armas de ‘Ursus custodes’ son cuarteladas en azur y plata, con el oso (representativo de Madrid) y el castillo (por los orígenes castellanos de nuestra región).

Frente a la idea de un deporte en el que la fuerza bruta y la violencia son los principales elementos, Raul Sacristán defiende que “es bastante parecido al rugby en el aspecto de la deportividad, el respeto hacia el rival y los árbitros”. Todo esta reglado y se evitan acciones destinadas a provocar daño físico en el rival como presas de asfixia, patadas a la rodilla, golpes en la nuca… Para los no iniciados puede sorprender cómo es posible que con la fuerza de los golpes, y a pesar de las protecciones, no se produzcan más lesiones. Una de las claves es que las armas son romas, de un tamaño inferior al real y con menos peso.

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El peso de las armaduras (unos 30 kilogramos) hace que la condición física de los participantes sea crucial. “Cada uno se prepara por separado, en gimnasio, con crossfit, corriendo…” apunta Manuel Segovia pero además tienen una nave en Villaverde, donde entrenan en grupo y realizan también eventos los fines de semana en lugares como Colmenar o frente a la explanada del castillo de Manzanares el Real. Hay diferentes modalidades en melé (cinco, diez, dieciséis… por equipo) o duelos individuales. Ivan Salcedo, duelista, explica que hay también en este último aspecto diferentes categorías, según arma o reglas.

Sobre las sensaciones que se viven durante el combate, Raul Merino subraya la tranquilidad que sintió la primera vez que se puso el yelmo pero también la falta de aire, que muchas veces se siente con esa protección. “Sólo piensas en derribar al contrario”, explica, aunque todos defienden que hay espacio también para la técnica y la táctica.