El pueblo de Aragón con el aire más limpio

El Pueyo de Araguás, en el Sobrarbe, puede presumir de tener uno de los aires más limpios del planeta.

Un hombre pasea por El Pueyo de Araguás.
Un hombre pasea por El Pueyo de Araguás.
Mamen Pardina

La preocupación por la contaminación ha ido a más en los últimos años. Sobre todo, después de que decisiones como la restricción del tráfico hayan empezado a tomar tierra en ciudades europeas como París y, de forma más reciente, en Madrid.

Lo que antes era un riesgo que estudios e informes calificaban como peligroso ahora comienza a condicionar la vida diaria de miles de ciudadanos, ganando por ello atención.

Pese a esto, organismos como la OMS o la propia Unión Europea reiteran el mensaje de que se trata un problema mucho mayor que no poder conducir un día el coche.

Sin ir más lejos, esta semana un estudio elaborado por la Escuela Nacional de Sanidad que ha empleado datos de todas las provincias españolas durante el período 2000-2009 calculaba que, de media, la contaminación ha provocado o incidido en la muerte de 2.683 personas anualmente en España.

Ante este maremágnum de malos datos, en Aragón se encuentra uno de los municipios con el mejor aire del mundo. Es el Pueyo de Araguás, en el Sobrarbe. Lo cierto es que no extraña que la OMS, que realizó un estudio en 2016 midiendo la contaminación de casi 3.000 estaciones en todo el mundo, haya situado a este pequeño municipio oscense entre los mejores.

Situado a los pies de la Peña Montañesa y cerca del Parque de Ordesa, El Pueyo de Araguás está compuesto por 11 núcleos o pequeñas aldeas en el que están censados apenas 156 habitantes. La estación que ha reportado estos datos tan destacables corresponde a la red de medición del Gobierno de Aragón, y está en uno de ellos, en Torrelisa.

El macroinforme de la Organización Mundial de la Salud (OMS) medía en particular la presencia de partículas PM10 y PM 2,5. Esto es, polvo en suspensión originado por el tráfico o las actividades industriales que por su minúsculo tamaño es especialmente dañino para la salud por poder penetrar hasta la parte más ínfima del sistema respiratorio.

La OMS establece unos límites anuales de 10 microgramos por metro cúbico de PM 2,5 de media anual y de 20 microgramos en el caso de las PM 10. Unos niveles que en El Pueyo de Araguás ni se rozan. Los suyos fueron de 4 en el caso de las PM 2,5 y de 7 en las PM 10.

“Intentaremos sacarle partido como un aliciente más para visitar el pueblo”, comenta el alcalde de la localidad, Jesús Ángel Buetas. En el pueblo, como muchos otros municipios pequeños de la zona, no hay ningún tipo de industria. Los vecinos en edad de trabajar compaginan mayoritariamente la ganadería extensiva con el turismo rural.

“En los últimos años unos cinco chicos se han metido a la ganadería. Tenemos una población estable, pero que tampoco va a más”, comenta el alcalde, que pone en valor la apuesta que siempre se ha hecho en el municipio por el medio ambiente.

En él núcleo del pueblo se han creado iniciativas en ocasiones de la mano de la Fundación para la conservación del quebrantahuesos para abrir un Centro de Voluntariado Ambiental, así como la iniciativa particular de una pareja de alemanes que residen en Oncins -otro de los núcleos del municipio- que han levantado en él un Instituto dedicado a la Bioconstrucción dando clases a distancia.

Andorra, el municipio aragonés que sale peor parado

Junto con El Pueyo de Araguás la OMS cita la ciudad finlandesa de Muonio como la que tiene el aire más limpio del mundo y, en España, ese título honorífico se lo ha llevado Campisábalos, en Guadalajara, que no obstante presenta mayores dosis de partículas PM 2,5 que el municipio oscense.

Todos estos núcleos, no obstante, cuentan con un denominador común, están en zonas casi deshabitadas, de forma mucho más extrema quizá el caso finés, que está en Laponia.

De vuelta a Aragón, tanto Zaragoza como Huesca y Teruel presentan valores dentro de las recomendaciones de la OMS, con la capital rozando los límites en lo que respecta a las partículas PM 2,5.

No es así en el caso de Andorra, que superó durante el estudio los valores recomendados para este tipo de compuesto con 11 partículas por metro cúbico. Una contaminación persistente que de forma reiterada las organizaciones ecologistas han vinculado con la presencia de la Central Térmica en el municipio turolense.

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