«Confío plenamente en encontrarlo»

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Adriana Metz presenció el inicio del cuarto juicio de lesa humanidad en Bahía Blanca con la esperanza permanente de saber dónde está su hermano nacido en abril de 1977 en el centro clandestino de detención, torturas y exterminio La Escuelita. En la causa Ejército III también se investigan las desapariciones de su mamá Graciela Romero, su tía María Elena y su papá Raúl Eugenio Metz.

«Confío plenamente en encontrarlo», dijo a FM De la Calle y exigió que los represores «aporten información loco, no les queda nada, ya perdieron la libertad, perdieron el respeto de sus compañeros, porque si fueran respetados los estarían acompañando, si bien son pocas las personas que vienen a las audiencias no son compañeros de ellos sino de los desaparecidos. Ni siquiera el respeto de sus compañeros milicos tienen, ¿qué más les queda? Que hablen».

Esta tarde se retomará la lectura de la acusación en Colón 80 y continuará mañana desde las 9 hasta su finalización. Las audiencias son abiertas para mayores de 18 años que concurran con DNI y grupos de estudiantes de entre 16 y 18 acompañados por docentes con permiso del tribunal.

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En el marco de la apertura del debate, Adriana Metz afirmó que «si bien trato siempre de estar por lo menos en la primera audiencia y en la sentencia en los juicios de Bahía, cuando me enteré que había nuevos acusados y que a la mayoría se los acusaba de la desaparición de mis viejos y la apropiación de mi hermano, dije ‘revoleo de pibes, sacar pasajes, correr y venir porque es sumamente importante’. No solo en mi rol de hija, mi rol de hermana, sino mi rol de integrante de esta sociedad, de acompañar estos juicios que lentamente, cada vez con más vueltas, con más excusas para que no se lleven a cabo, pero acá se están haciendo y hay que acompañarlos».

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Minutos después de llegar desde Mar del Plata se sentó en la platea de Colón 80 a escuchar la lectura de la elevación a juicio mientras en «la cabeza me da vueltas qué les voy a decir cuando termine la audiencia, porque ellos no hablan, yo sí necesito hablar, yo sí».

Con la sensación de que sus hijos de 15 y 12 años «no están muy empapados del tema» cada vez que se los menciona la respuesta es contundente: «Mamá, ya sabemos». «Me cuenta el más chico que en las clases, en la escuela, para el 24 de marzo cuenta de su historia, que tiene compañeros que no saben nada de nada de nada de lo que pasó en este país, y él tiene la suerte de saber y la desgracia de padecer lo que pasó, porque yo no tengo mis padres, estoy buscando a mi hermano y mis hijos no tienen abuelos maternos».

En cuanto a la participación del público en las audiencias, Adriana aseguró que «si bien los golpes militares como se dio en nuestro país en la década del 70 no creo que se vuelvan a dar, se están dando otro tipo de golpes cívicos, financieros, políticos y hay que estar preparados para eso». Una forma de prevenirlos es asistiendo a los juicios, «que haya sentencias, que sean encontrados culpables de los delitos que cometieron porque los testigos hablaron un montón de veces y cada vez tienen que volver a decir lo mismo porque se suman acusados, si no hay condena corremos el riesgo de que se repita de una y otra forma».

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