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Schäuble reabre el mayor escándalo de corrupción de la era Kohl

Schäuble reabre el capítulo de las cuentas secretas en la "era Kohl"

EFE

Berlín —

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha reabierto el capítulo de las cuentas secretas de la “era Helmut Kohl”, la nunca aclarada contabilidad paralela del canciller de la reunificación, de quien él fue delfín y ahijado político.

Una frase de quince segundos del defensor de la austeridad en el Eurogrupo, en medio de un programa de hora y 15 minutos, ha sido suficiente para que los medios alemanes recuperaran ese episodio oscuro de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido que preside Angela Merkel.

“No hubo ningún donante”, afirmó ahí Schäuble, en un entrevista centrada en el euro, el tercer rescate de Grecia y su relación con la izquierdista Syriza, que emite el lunes la primera cadena “ARD” y cuyo avance ha levantado oleaje en el país.

Con ello desmentía la versión dada por Kohl en 1999, poco después de la derrota ante el socialdemócrata Gerhard Schröder que le apeó del poder tras 16 años en la cancillería y en medio del caso de las cuentas secretas en la CDU, el partido que presidió durante 25 años.

Kohl, ahora con 85 años y un delicado estado de salud, admitió entonces, asimismo en una entrevista ante la televisión pública, haber recibido donativos irregulares para su CDU por dos millones de marcos (un millón de euros) entre 1993 y 1998.

No obstante, se negó a revelar la identidad de esos benefactores que, según el patriarca, le dieron ese dinero para reforzar a la CDU en el este del país, tras la reunificación alemana sellada en 1990, para hacer frente al dominio del poscomunismo en esa parte del país.

Kohl reunió 8 millones de marcos (cuatro millones de euros) de “amigos” del partido -esta vez, sí declarados- para saldar la multa que se le impuso a la CDU y aportó al fondo 700.000 marcos (350.000 de euros) tras hipotecar su casa, con el objeto de demostrar que no se lucró con aquellos fondos.

La justicia cerró el sumario contra el excanciller a cambio de otra multa de 300.000 marcos (150.000 de euros), mientras que la sanción contra la CDU ascendió a 6,3 millones de marcos (3,1 millones de euros).

Kohl ha persistido desde entonces en mantener en el anonimato a sus donantes, argumentando razones de honorabilidad y confidencialidad.

Schäuble, quien había sido su delfín y sucesor al frente de la CDU, quedó manchado por el asunto y ello precipitó la ruptura entre padrino y ahijado político, una relación que nunca se ha recuperado.

De dónde procedían esos millones de la CDU, si no fue de donantes anónimos, fue obviamente la siguiente pregunta ahora, quince años después, a Schäuble: “Desde tiempos de Flick hubo cajas negras”, fue la respuesta de quien fue segundo de Kohl.

Con ello remitió al mayor escándalo de financiación irregular de los partidos en Alemania, ya que implicó el reparto de sobornos a todo el espectro parlamentario entre 1969 y 1980 y que salió a la luz en 1981, con el socialdemócrata Helmut Schmidt en cancillería.

El artífice era Friedrich Karl Flick, el empresario más rico de Alemania, quien distribuyó 26 millones de marcos (13 millones de euros) entre los partidos parlamentarios para labrarse lo que se llamó un “paisaje político favorable” a sus intereses.

Schäuble parece indicar ahora que, pese a las investigaciones y correctivos aplicados al sistema de financiación tras el escándalo Flick, la CDU ocultó algo de esos sobornos y que, al aflorar de nuevo en 1999, Kohl los disfrazó como donados por sus benefactores.

“¿Debe reescribirse el escándalo de los donativos?”, se pregunta Heribert Prantl, peso pesado del prestigioso “Süddeutsche Zeitung”, mientras “Die Zeit” alude al “trauma vital” de Schäuble.

El caso de los donantes hundió a la CDU en el descrédito y dejó a Schäuble sin opciones de resucitarla, ya que tras insistir en que no hubo soborno quedó enfrentado al testimonio de su tesorera, Brigitte Baumeister, según la cual él mismo fue el receptor de un cheque para la CDU del traficante de armas Karlheinz Schreiber.

En ese contexto surgió Merkel, entonces secretaria general del partido, elegida como sucesora de Schäuble en la presidencia de la CDU tras un artículo desde el conservador “Frankfurter Allgemeine Zeitung” en que llamaba a “emanciparse” del patriarca Kohl.

Schäuble pasó de delfín de Kohl a segundo de Merkel, posición en que se ha consolidado tras la llegada de ésta al poder en 2005 y la irrupción de la crisis.

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