No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Los cruces de caminos nos obligan a tomar decisiones. Qué hacer, qué no hacer, qué será lo correcto, y fíjate si son importantes, que ahí residen todas las dimensiones de lo posible.
Los pensamientos van en una dirección, en la opuesta corren las emociones; los sentimientos y los afectos se encuentran perdidos y las sensaciones ni tan siquiera aparecen. Yo creo que si pudiéramos ver en imágenes nuestro devenir en cada uno de esos cruces, advertiríamos que en todos hay alegrías y penas, esfuerzos y recompensas, salud y enfermedad, vida y muerte, suerte y probabilidad… Sólo con nuestra actitud consciente podremos elegir cuál de ellos tomar. Pero de eso se trata, de tomar decisiones, de encarar nuestras expectativas hacia un destino muchas veces incierto, desconocido para nosotros y que alentamos con nuestras esperanzas y emociones para que sea positivo y que nos conduzca hacia nuestras expectativas.
Buscar consejo muchas veces resulta todavía más confuso, porque nadie y digo “nadie” sabe lo que puede salir a tu encuentro en medio del camino correcto o del camino tortuoso y la pregunta sigue siendo ¿Cuál es el camino correcto para mí o no?
– No te angusties, elige desde el corazón y desde tu propia convicción el camino a tomar. En realidad el destino lo forjamos día a día, paso a paso, y visto desde la perspectiva espiritual todo está perfectamente orquestado para que tú evoluciones espiritualmente. Puedes equivocarte o no, pero si te mueves por tu propia decisión evitarás el tener que buscar culpables o recriminarte por ello. Tuya es la responsabilidad, asúmelo.
Nadie y digo “nadie” sabe lo que puede
salir a tu encuentro en medio
del camino correcto o del camino tortuoso
Aun así lo curioso es, que elijas el camino que elijas habrá un aprendizaje esperándote que convergerá en el devenir de tu destino y además si lo transitas conscientemente aportará más luz a tu luz. Esto significa que habrás transitado el camino de tu vida incorporando la inteligencia de corazón que te libera, y ésta, es la que te hace comprender más allá de la identificación, más allá del ego.
Ahora cuando se presente una encrucijada en tu vida, ya sabes que todas las dimensiones posibles salen a tu encuentro. Tú elijes, tú juegas, vívelo todo, porque según decía Jung “ la vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”.
©Luhema
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