«Las críticas o las palabras hirientes que recibimos pueden compararse a una encrespada ola que se aproxima a la costa. Puede estrellarse contra una roca y redoblar su violencia, cosa que ocurre cuando contestamos, nos justificamos o que difundimos esas palabras a nuestro alrededor; o puede también terminar su curso en la arena perdiendo toda su fuerza hasta finalmente desaparecer: esto es lo que ocurre cuando oponemos nuestro silencio ante la crítica, la maledicencia y el odio, tal como lo ha hecho Jesús durante su Pasión. Así, la violencia se enfrenta con nuestro silencio y desaparece. “No discutan nunca, dice la Sma. Virgen” Por ejemplo, si alguien en su familia profiere una blasfemia, hagan como si no la hubieran oído. No reaccionen; pero en su corazón, bendigan al Señor, multipliquen las bendiciones. Su bendición anulará el efecto de la blasfemia y Dios será glorificado.

Los tres tamices: El filósofo Sócrates nos da un muy buen consejo. Cuando escuchamos un comentario inapropiado y estamos tentados de divulgarlo, primero sometámoslo a la prueba de los “tres tamices”: a. ¿Tengo la certeza de que es verdadero? b. ¿Es bueno? c. ¿Es útil darlo a conocer? Si no es verdadero, ni bueno, ni útil… entonces callémonos y olvidémoslo.

Se aproxima el tiempo de Adviento: es el tiempo del silencio de María que lleva al Niño Jesús en el secreto de su corazón. Ella no ha proclamado a voz en cuello: “¡¡¡Adivinen la noticia: lo máximo de lo máximo!!!”»

© Children of Medjugorje del mes de noviembre de 2017

Sor Emmanuel

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