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España y Grecia, los únicos países europeos que no han recuperado los salarios de 2008
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España y Grecia, los únicos países europeos que no han recuperado los salarios de 2008

Los salarios solo representan el 47,3% del PIB, el dato más bajo de toda la serie histórica. La economía española ha transferido 40.000 millones de salarios a beneficios del capital durante la crisis

Foto: La ministra de Empleo, Fátima Báñez. (EFE)
La ministra de Empleo, Fátima Báñez. (EFE)

España ha tardado una década en recuperar el nivel de PIB que tenía antes del estallido de la crisis. En este periodo, el gran cambio estructural del que presume el Gobierno es el 'boom' de las exportaciones, que permite un crecimiento mucho más sano de la economía. Pero hay otro cambio que ha sido igual de profundo: el trasvase de rentas desde los salarios hacia el capital y los beneficios empresariales.

Esta transformación supone que 40.000 millones de euros han pasado de rentas salariales a excedente bruto de explotación (EBE), y que responde al gran cambio estructural de la economía española. Más producción con menos trabajadores que se va a mejorar los márgenes y elevar las rentas del capital. España es el único país de la Unión Europea, junto con Grecia, que todavía no ha recuperado el nivel de renta salarial que tenía antes del estallido de la crisis.

Foto: Montaje: Carmen Castellón
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Según los datos publicados por Eurostat, la renta salarial en España se ha reducido en 9.500 millones de euros desde el año 2008, lo que supone una caída de casi el 2% (datos en precios corrientes). Un deterioro que contrasta con el crecimiento de los salarios en el conjunto de la Unión Europea, de más de un billón de euros. España y Grecia son los únicos que contribuyen de forma negativa al incremento de la renta. Para Grecia todavía no hay datos disponibles de 2017, pero en 2016 su pérdida salarial casi alcanzaba los 25.000 millones de euros, esto es, un desplome del 30%.

Aunque España no ha llegado a sufrir un deterioro salarial como el de Grecia, sí que es el país, del resto de los rescatados, que todavía no ha recuperado el nivel de masa salarial del año 2008. Por ejemplo, Portugal tuvo en 2017 un 2,5% más de rentas del trabajo, algo más de 2.000 millones de euros. En el conjunto de la Unión Europea se han ganado 1,1 billones de euros, lo que supone un incremento desde el año 2008 que supera el 18%.

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En países como Alemania, Austria o Suecia, que han vivido una crisis mucho más suave que España, la masa salarial en 2017 superó en más de un 30% la que tenían en el año 2008. Esto demuestra hasta qué punto España ha conseguido ganar competitividad y salir de la crisis en base a la devaluación salarial interna.

Pero la situación es más grave. España, que es uno de los países que más rápido crecen de la eurozona y que más empleo crean, está por debajo de la media de incremento de la masa salarial. En 2017 aumentó un 2,3%, inferior al 3,6% que logró la eurozona y muy lejos de Portugal, donde creció un 4,6%, o de Alemania, donde se incrementó un 4,4%.

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Este cambio tan profundo que ha vivido España está en el origen del aumento de la productividad que ha conseguido el país durante la crisis. España genera hoy un 1,6% más que antes de la crisis con 1,6 millones menos de ocupados. De esta forma, las empresas y el Estado han conseguido un importante ahorro en masa salarial que se ha ido a retribuir el capital y a recaudar más impuestos.

Antes del estallido de la crisis, España era uno de los países con mayor masa salarial, superior al 50% del PIB y tres puntos por encima del nivel europeo. Una buena parte de esta retribución se iba a empleos con muy baja productividad, por ejemplo, los de la construcción. El resultado era que se necesitaba mucha masa salarial para generar un punto de PIB.

Con la crisis, desaparecieron todos estos empleos menos productivos y, además, se inició un proceso de devaluación de los puestos de trabajo que sobrevivieron. Es la filosofía de la devaluación interna: mayor PIB con menores salarios para conseguir ganancias de competitividad.

Desde que empezó la recuperación, y hasta ahora, la contención de los salarios y la precarización de los nuevos empleos han permitido que creciese muy rápido el PIB sin que fuesen necesarios incrementos similares de la masa salarial. De esa forma, la parte de la renta que antes se iba a retribuir el factor trabajo (incluidas las cotizaciones sociales) ahora se destina a remuneración del capital y al pago de impuestos.

Del salario al margen empresarial

España superó en 2017 el nivel de PIB que tenía antes de la crisis. La caída de la masa salarial se ha compensado con un crecimiento del excedente bruto de explotación (que incluye los beneficios empresariales y la rentabilidad del capital) y de los impuestos a la producción y la importación. A pesar de la recuperación del empleo, el peso de los salarios en el PIB cayó en 2017 al nivel más bajo de la serie histórica, el 47,3%.

Foto: Un camarero sirve una caña en un bar. (EFE)

Esto significa que durante la crisis el peso de los salarios sobre el total de la economía se ha reducido en algo más de tres puntos del PIB. Este descenso se ha compensado con un incremento de los beneficios empresariales y las rentas del capital, que se han incrementado en 28.500 millones de euros en este periodo, un incremento del 6%.

El resultado es que el peso del excedente bruto de explotación se ha incrementado en algo más de cinco décimas del PIB, hasta alcanzar el 42,4% en 2017. Con este incremento, España se ha convertido en uno de los países europeos con más peso de las rentas del capital sobre el PIB, superando en un punto y medio la situación del conjunto de la eurozona. Antes de la crisis, el peso del EBE en España era similar (o incluso inferior) al del conjunto del continente, pero la crisis ha alterado el reparto de la renta nacional.

Foto: Ramón Escolano. (Fundación Faes)

Si se mantuviese el reparto que existía antes del estallido de la crisis, las rentas del trabajo tendrían que incrementarse en 32.600 millones de euros y el EBE, reducirse en 8.100 millones. En definitiva, un trasvase de 40.000 millones desde el capital hacia los salarios.

La caída de los salarios ha provocado que España se sitúe por debajo de la media europea en masa salarial. En el conjunto de la eurozona, los salarios pesan el 47,6% del PIB, tres décimas más que en España. Esto significa que el país ha pasado de situarse en los puestos cabeceros a caer a la cola de Europa.

España ha tardado una década en recuperar el nivel de PIB que tenía antes del estallido de la crisis. En este periodo, el gran cambio estructural del que presume el Gobierno es el 'boom' de las exportaciones, que permite un crecimiento mucho más sano de la economía. Pero hay otro cambio que ha sido igual de profundo: el trasvase de rentas desde los salarios hacia el capital y los beneficios empresariales.

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