artes escénicas

Retrotopía: otro teatro sí era posible

  • La compañia Stroke 114, que dirige en Málaga Belén Santa-Olalla, logra la alianza del Teatro Cervantes y el Cánovas para su nuevo proyecto, que verá la luz el próximo día 10

Quienes fueron a ver alguna de las funciones de El proceso, adaptación de la novela de Kafka que figuró entre los primeros montajes de Factoría Echegaray y cuyo estreno tuvo lugar en noviembre de 2016, sabe muy bien de qué es capaz la compañía Stroke 114, agrupación afincada en Málaga bajo la dirección de Belén Santa-Olalla. Aquella propuesta ofrecía al público una verdadera experiencia de inmersión por la que, a través de múltiples recursos virtuales, escénicos y de diversa índole, cada espectador terminaba compartiendo la suerte de Josef K., preso de manera aparentemente arbitraria. Santa-Olalla (creadora curtida en la escena madrileña, desde donde llegó a Málaga para poner en marcha su propia compañía) y su equipo abrieron así una puerta singular y distinta a la innovación escénica en Málaga que pedía a gritos una continuidad coherente. Pues bien, el segundo capítulo ya está aquí y para materializarlo Stroke 114 ha logrado algo que hemos podido contar en la ciudad en ocasiones demasiado escasas: la colaboración del Teatro Cervantes y el Teatro Cánovas en una causa común bautizada a modo de proyecto, precisamente, como Innovación Escénica, y que además se incorpora a la oferta de Factoría Echegaray como Factoría Innovación. El nuevo espectáculo se titula Retrotopía o cómo morir de nuevo y podrá verse nada menos que en cincuenta pases (para aforos reducidos de 18 espectadores) en la Sala B del Teatro Cánovas desde el próximo 10 de enero hasta el 10 de febrero siguiente.

Con líneas propias de producción para compañías malagueñas en sus respectivos espacios, parecía lógico que los teatros públicos malagueños (los municipales Cervantes y Echegaray por un lado y el Cánovas, dependiente de la Junta de Andalucía, por otro) encontraran cauces de colaboración para la explotación más inteligente y eficaz de sus respectivos recursos, pero la distinta titularidad política ha convertido en demasiadas ocasiones su coexistencia en una competencia (recuérdese aquel litigio por la gestión de la Sala Gades) en la que quien más ha perdido, seguramente, ha sido el público. Por eso fue reconfortante ver ayer en la presentación de Retrotopía al director del Cervantes, Juan Antonio Vigar, y al del Cánovas, Antonio Navajas; además de la concejal de Cultura, Gemma del Corral, junto a la delegada provincial del ramo, Monsalud Bautista; haciendo piña sin fisuras en el apoyo brindado a Santa-Olalla. Ahora cabe esperar que Innovación Escénica tenga continuidad con otros proyectos y que la escena malagueña sepa sacar provecho de la feliz confluencia.

En cuanto a Retrotopía o cómo morir de nuevo, Stroke 114 sirve en bandeja el fruto de meses de exploración sobre nuevos formatos y nuevas tecnologías aplicadas a las artes escénicas. El objetivo es conducir al espectador de manera libre por los procesos de la creación artística y la posterior recepción de la obra; para ello, la compañía ha realizado numerosas entrevistas a artífices, críticos y gestores de la vida cultural malagueña, cuyas opiniones y criterios han quedado vertidos en la experiencia. Para el montaje de la pieza, Santa-Olalla ha contado con colaboradores como la bailarina y coreógrafa Luz Arcas (quien también participó en El proceso), los artistas Emmanuel Lafont y Dita Segura, Cristina Bucero y Nieves Rosendo en el diseño creativo y Laura Vera como ayudante de dirección. Rodrigo de la Calva, Raquel Cruz, Miguel Ángel Martín y Azahara Memberg serán los responsables de conducir al espectador a través de la Retrotopía en escena, con sistema de sonido binaural incluido. Sí, otro teatro era posible. Ahora toca ponerse manos a la obra para ganarlo. Y, de paso, disfrutarlo.

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